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Un ‘mix’ de terapias contra la isquemia

El grupo Bioforge de la UVA diseña biomateriales capaces de inducir la generación de nuevos vasos sanguíneos en el marco de un proyecto europeo / En la iniciativa, que se extenderá hasta 2017, participan ocho entidades de siete países.

Miembros del grupo Bioforge de la Universidad de Valladolid en uno de los laboratorios del edificio LUCÍA-Pablo Requejo

Miembros del grupo Bioforge de la Universidad de Valladolid en uno de los laboratorios del edificio LUCÍA-Pablo Requejo

Publicado por
Estibaliz Lera

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La isquemia se ha topado con un nuevo enemigo: el grupo de investigación Bioforge de la Universidad de Valladolid, que colabora junto a siete entidades de seis países, con el objetivo de desarrollar un sistema que regenere los tejidos afectados por la restricción o disminución del flujo sanguíneo a través de las arterias de una determinada parte del organismo.

Según el investigador José Carlos Rodríguez Cabello, aborda un problema frecuente que hay en la clínica y que, además, es la causa más común de muerte en el mundo occidental, donde más de 16 millones de europeos la sufren. La cardiopatía isquémica se produce cuando una arteria se estrecha u obstruye impidiendo la llegada del flujo sanguíneo al corazón, originando un infarto. Pero también se debe a causas como la acumulación de grasas en las arterias, la coagulación causada por un accidente cardiovascular o por la degeneración de los propios vasos sanguíneos como ocurre en los diabéticos

Así, este consorcio internacional trabaja en el diseño de nuevos materiales capaces de inducir la generación de vasos sanguíneos allí donde han fracasado para devolver «la vida» y su función a estos tejidos dañados. «Queremos que un infartado logre recuperar ese tejido cicatrizal e ineficaz que queda en el corazón y se convierta en tejido muscular que pueda volver a funcionar», apunta.

El punto fuerte de este proyecto es que ahonda en el estudio de nuevas estrategias terapéuticas para regenerar las zonas afectadas por una fuerte isquemia. En este sentido, Rodríguez Cabello comenta que la principal barrera a la que se enfrentan los tratamientos actuales es que los tejidos que se van degenerando tienen que ir teniendo una «rápida vascularización» para que llegue un aporte de nutrientes y oxígeno a estas zonas malformadas que permitan su progresivo crecimiento y efecto regenerador.

En concreto, el consorcio aplicará estas nuevas estrategias a la isquemia y el equipo vallisoletano desarrollará materiales con propiedades especiales para este fin. «Buscamos nuevos sistemas, plataformas o dispositivos que implantados en el organismo generen esa capacidad angiogénica que el organismo necesita para curarse por encima de las posibilidades normales que tendría sin otro apoyo», explica el coordinador del grupo Bioforge, quien añade que son materiales que promueven, en primer lugar, la creación de nuevos vasos de forma controlada y dirigida a la zona y en las condiciones deseadas.

AngioMatTrain –así se llama esta iniciativa donde solo participa un equipo español– comenzó hace un año y medio y se extenderá hasta 2017. Para Rodríguez Cabello, su innovación radica en que se basa en nuevas ideas y conceptos que se están descubriendo en los últimos años sobre la biología de las células. «Es un sistema bastante complejo en el que se están hallando factores y sustancias que podrían interferir en los tejidos vivos», señala, antes de agregar que entresacan de esa información todas aquellas pistas que permiten potenciar la acción en los sistemas isquémicos.

Respecto a las ventajas, sostiene que abre la posibilidad a la regeneración de los tejidos en aquellos casos donde los vasos sanguíneos han fallado por falta de riego. Además, considera que el Sistema Nacional de Salud se ahorraría «mucho dinero», porque los pacientes pasarían de estar en cuidados paliativos a una curación. «El éxito no está solo en no generar tanto gasto en la sanidad, sino en mejorar la calidad de vida de estos enfermos».

Para el coordinador del grupo Bioforge, otro punto fuerte del programa capacitará a 12 jóvenes y tres investigadores con experiencia dentro de varias disciplinas (ciencia de los materiales, ingeniería de los tejidos, modelos in vivo, técnicas bioanalíticas y diseño de prototipos) para que en un futuro puedan dedicarse a estas tareas en sus respectivos destinos profesionales. En el caso del equipo de la Universidad de Valladolid, hay una investigadora croata y otra albanesa. Y es que, según subraya, se da la circunstancia que los científicos están obligados a formarse en un país distinto al que proceden.

El proyecto, que está dotado de 3,8 millones de euros –de los que la UVA recibirá 486.000 euros– , está coordinado por la Universidad de Irlanda. En él también trabajan el Hospital Universitario de Basilea, y la empresa israelí Selyno Biomédica, que pondrán a prueba los sistemas propuestos por los investigadores. Así, se conocerá cuál de las aproximaciones es la más eficaz. Si finalmente tiene interés, esta última compañía y la firma irlandesa VivaSure Medical prevén avanzar con las etapas de ensayo que marcan los organismos reguladores para la futura explotación comercial.

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