Diario de Valladolid

Conoce las ventajas de utilizar mallas antihierba

Como su nombre indica, este tipo de productos tiene como finalidad inhibir el crecimiento y/o desarrollo de determinados tipos de hierbas en espacios definidos.

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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Como su nombre indica, este tipo de productos tiene como finalidad inhibir el crecimiento y/o desarrollo de determinados tipos de hierbas en espacios definidos. Cada vez, es más frecuente recurrir al uso de la protección que otorgan mallas como las que se ofertan en https://www.mallasyplasticos.com/malla-antihierba/ para evitar la proliferación de hierbas invasoras y autóctonas no deseadas.

Las mallas antihierba permiten el paso del aire y el agua, pero no dejan pasar la luz solar. El bloqueo del paso de la luz es lo que permite el cumplimiento de su función, ya que evita la fotosíntesis , la función clorofílica de las plantas, a través de la cual metabolizan las sustancias inorgánicas presentes en la tierra y de las que se alimentan como materia orgánica en forma de crecimiento. Por otro lado, el paso del agua y del aire es necesario , tanto para la correcta oxigenación de la tierra, como para ésta reciba el agua necesaria que pueda favorecer el crecimiento de las plantas.

Como puede deducirse, uno de los usos principales de las mallas antihierba es la agricultura. Efectivamente, su utilización ha ido aumentando en invernaderos y cultivos intensivos de frutales y hortalizas . Las mallas garantizan el control ante la aparición o desarrollo, de las malas hierbas, así como el favorecimiento y crecimiento de las plantas y árboles protegidos.

Sin embargo, hay otros usos donde este tipo de mallas son, también, de gran utilidad: en zonas viales y rotondas , en las que se quieran regular los tipos de plantas e hierbas a desarrollar en las mismas; en trabajos de paisajismo y restauración de espacios e, incluso, en espacios, públicos y privados, lúdicos, recreativos y de juegos que precisan de un control en su vegetación.

Tipos de mallas antihierba

En el mercado existen dos tipos de mallas antihierba: las tejidas y las geotextiles . Ambas están hechas del mismo material, el polipropileno. Este material se caracteriza por su flexibilidad y su permeabilidad.

Las mallas tejidas se presentan en varios colores y tienen unos gramajes que van de los 105 a 130 gramos por metro cuadrado . Las mallas más gruesas se utilizan por su mayor resistencia, mientras que las de color por su adecuación a espacios visuales que requieren de un impacto visual mínimo. La vida útil depende de si están expuestas a la intemperie o cubiertas, ya que el efecto de los rayos solares las degrada considerablemente. En condiciones de exposición, pueden durar alrededor de cinco años, mientras que cubiertas pueden alcanzar los veinte años.

Las geotextil antihierba son más resistentes y duraderos que las tejidas y están aconsejados contra el control de hierbas con raíces muy agresivas como la juncia, la correhuela, la cola de caballo… El proceso de fabricación de las mallas geotextiles es uniendo térmicamente los filamentos de polipropileno de los que está constituida. La vida útil de las mallas geotextiles es superior a las tejidas y también depende de su exposición a los rayos ultravioletas , pudiendo llegar a los 25 años si están cubiertas.

Utilización de las mallas antihierba

En cuanto a la colocación de las mallas, puede afirmarse que es una operación relativamente sencilla: en primer lugar deben limpiarse la zona de colocación, después se presenta la malla efectuando las aberturas en los lugares donde vayan a colocarse las plantas o ya existan árboles protegidos. Las aberturas en la malla se realizan efectuando dos cortes en forma de cruz ; no se precisan herramientas especiales, tanto unas tijeras, como un cuchillo o un "cutter" son válidos para realizar esta operación.

Una vez presentada la malla en el suelo y con las aberturas ya realizadas, se deben enterrar los bordes, para garantizar una sujeción reforzada. Junto a esta actuación, se procederá a la fijación de la malla en toda su superficie , para lo cual el elemento de fijación más habitual son los clavos fabricados, normalmente, con policloruro de vinilo de, aproximadamente, quince centímetros de longitud y que se colocan con una arandela de plástico entre su cabeza y la malla, para evitar dañarla. Los clavos deben colocarse a una distancia de un metro, unos de otros , para garantizar la correcta fijación de la malla al suelo.

Pero, hay otros elementos que, en determinado tipo de instalaciones, son más aconsejables : tensores elásticos, grapas de sujeción, grapas de mosquetón... Con ellos se consigue una fijación correcta de la malla. Una vez fijada la malla, se suele reforzar su posicionamiento colocándola en lugares estratégicos , como árboles o plantas, cuya presencia era anterior a la malla.

Asimismo, como el polipropileno es un material 100 % reciclable, la utilización de mallas antihierba tiene un impacto ecológico positivo , tanto por el control que realizan, durante su vida útil, al limitar las malas hierbas, como después de su utilización, por estar fabricadas con un material cuyo reciclaje es posible en su totalidad.

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