Diario de Valladolid

Consejos para combatir la dermatitis atópica

Aunque se trata de la segunda enfermedad de la piel más común en el mundo, la dermatitis atópica es una de las más difíciles de diagnosticar, tomando hasta 5 años de consultas con un profesional inmunoalergólogo

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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La dermatitis atópica es una condición, según investigaciones médicas, que tiene una fuerte vinculación genética. De hecho, el 60% de los niños y recién nacidos manifiestan algún grado de esta patología.

A pesar de que al llegar a la adultez ese porcentaje disminuye hasta un 2%, la piel atopica en adultos tampoco es algo que deba extrañarnos.

No obstante, el problema con esta enfermedad es su difícil diagnóstico, ya que los síntomas pueden ser idénticos con respecto a patologías como la rinitis crónica, la rinoconjuntivitis, la psoriasis o la rosácea.

Si sabes que tienes síntomas de dermatitis atópica, o si tu bebé tiene piel atópica, es imprescindible seguir los siguientes consejos.

Cambiar el jabón de ducha

La piel atópica es una enfermedad que produce un picor inaguantable, lo que acarrea la aparición de eczemas, resequedad crónica y sus consecuencias pueden ser el estrés o la pérdida del sueño, por lo angustiante de la situación.

Una causa muy frecuente puede estar asociada a los componentes químicos de los productos de baño. El jabón y el shampoo como principales protagonistas.

Por eso, la sustitución de estos elementos, suspendiendo el uso de los que tienen un origen sintético importante y tomando alternativas con ingredientes activos de origen estrictamente natural, como el jabon Syndet , puede no sólo mitigar los efectos inquietantes de esta patología, sino que puede evitar que se produzca nuevamente.

Estos productos de ducha de origen natural no sólo representan una alternativa en caso de alergias o malestares, sino que pueden convertirse fácilmente en su producto de baño para el uso diario, ya que realizan la misma tarea sin la necesidad de incorporar compuestos químicos que pueden dañar su piel.

No abusar de los fármacos

Lógicamente, estamos ante una enfermedad cuyos síntomas pueden llegar a ser insoportables. Por esto, no son pocas las personas que deciden utilizar fármacos que interrumpan los síntomas de forma inmediata.

El uso de los corticosteroides, con la hidrocortisona como la opción más común, se ha extendido para el tratamiento efectivo de la dermatitis atópica. Sin embargo, la hidrocortisona no es un fármaco indicado explícitamente para esta enfermedad.

En el caso de dermatitis atópica con consecuencias graves, afectando ya al desarrollo normal de la vida diaria, muchos optan por inmunosupresores tópicos, que “cortan” inmediatamente la respuesta inmunológica del organismo, que es la que ocasiona el picor. Pudiera ser el mejor tratamiento, de no ser porque está demostrado que los inmunosupresores pueden ocasionar cáncer de piel o linfomas.

Por estas razones, no se debe tomar a los fármacos como la solución principal para la piel atópica.

Además de los jabones sin compuestos químicos, la utilización de cremas humectantes es uno de los hábitos que pueden disminuir progresivamente la enfermedad, y patologías que se desencadenan tras esta, como las alergias que ven en la piel reseca una puerta de entrada fácil.

Así, siempre es conveniente mantener la piel humectada con productos probados, evitando además la exposición a ambientes con mucha polución o la exposición directa al sol.

Prevenir las alergias

Si tienes piel atópica, las alergias cutáneas son mucho más frecuentes, porque el sistema inmunológico se encuentra ocupado, además de que la piel está muy reseca.

Razones estas para evitar el uso de perfume, el contacto con elementos metálicos (como zarcillos o pulseras), el contacto con las etiquetas de las prendas de vestir y con abrigos de piel, que inmediatamente crearían una reacción alérgica adicional.

Mantener un ambiente sano

El otoño, y su sequedad, parecen ser la época donde las enfermedades cutáneas proliferan.

Por eso, la sequedad es el factor climático a evitar. Utilizar el aire acondicionado, plantear la opción de un humidificador, o evaporar el agua de forma casera para que las habitaciones no estén con el aire seco, son algunas de las maneras de prevenir los efectos y la reincidencia de esta enfermedad que, recordemos, no es contagiosa.

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