Diario de Valladolid

BALONCESTO / LEB-ORO

El Real Valladolid Baloncesto, en el paredón ejecutado y ridiculizado

El equipo de Paco García, de nuevo ciego y sin dirección, acaba siendo en el derbi otra marioneta en manos de un Tizona de Burgos que le apalizó sin piedad / 19 pérdidas, 18 tiros libres fallados y desquicie con el arbitraje, losas para enterrar a los blanquivioletas

Sergio de la Fuente inicia una penetración en el duelo ante Tizona.

Sergio de la Fuente inicia una penetración en el duelo ante Tizona.PHOTOGENIC

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La forma más común de la desesperación es no ser quien eres. Y el UEMC Real Valladolid Baloncesto sigue sumido en una más que peligrosa y profunda depresión siendo una caricatura de sí mismo zarandeada sin piedad por otro equipo que viaja en el vagón de aspirantes al ascenso (63-94). El Tizona de Burgos, como días atrás hiciera el Estudiantes, también puso una pica en Pisuerga en un partido bronco, con más errores que aciertos pero a la postre tremendamente plácido. Porque jugar al baloncesto con los ojos vendados , y el Real Valladolid, sin bases, lo hace suena a la utopía más absoluta.

De poco o de nada sirve que el deseo, por muy grande que sea, que tampoco, ejerza de pócima que active el olvido. Y sin bases, con Torres y Zigmantavicius en el dique seco, doblegar a un rival como Tizona de Burgos, serio, tremendamente activo en defensa y sabedor de por dónde tiene que atacar o, en este caso más bien defender a su rival, la empresa de sorprender a un rival con menos presupuesto por al alza y sabedor a lo que juega, es imposible.

Y a perro flaco, todo son pulgas Porque este UEMC Real Valladolid Baloncesto solo es capaz de aguantar la embestida de un rival bien trabajado, un tiempo que siempre, como se ha demostrado, tiene fecha de caducidad. En este caso la resistencia blanquivioleta apenas duró un cuarto. Como en Coruña. A partir de ahí se diluyó como un azucarillo en agua siendo sujetado y con pinzas por apenas dos jugadores, Nwogbo y de forma puntual hasta que acabó desquiciado por los colegiados, y Kovacevic, en su guerra de solo contra el mundo como francotirador.

Paco García, cabizbajo tras la derrota ante Tizona.

Paco García, cabizbajo tras la derrota ante Tizona.PHOTOGENIC

Y con estas armas no se puede ir a una guerra. Con Schmidt de espectador cumpliendo el cuarto de los cinco partidos de sanción, la pólvora del Real Valladolid está mojada. Prueba de ello es su incapacidad ofensiva en tres de los cuatro cuartos (1º, 2º y 4º) con 12, 16 y 11 puntos. Y con esas facilidades, Tizona, incluso con la rémora de muchos lanzamientos errados, demasiados, (24 triples fallados) le acabó mandando al paredón para ser ejecutado sin piedad con una paliza (63-94) que precisamente no ayuda para preparar un playoff.

Porque aún con ceguera y sin dirección, el Real Valladolid fue una rémora en la salida de la presión, tuvo la friolera de 19 pérdidas de balón (se dice pronto) y desperdició 18 tiros libres... de 36 lanzados. Y para colmo acabó desquiciado por un arbitraje sibilino.

Belemene es frenado por la defensa de Parrado y Huguet.

Belemene es frenado por la defensa de Parrado y Huguet.PHOTOGENIC

El Tizona de Burgos, al contrario de su rival, acabó en modo rodillo haciendo sangre, logrando acabar con 32 tiros de campo más que su rival. ¿El deseo importa? Sí. Y a día de hoy en dinámicas un equipo va hacia arriba (Burgos) y el otro (Valladolid) hacia abajo.

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