Diario de Valladolid

BALONMANO / LIGA GUERRERAS IBERDROLA

El Aula vuelve a toparse con la horma de su zapato

Como ocurriera en Granollers el Caja Rural Aula vuelve a sufrir vértigo y se estampana y pierde el golaverage particular ante un Atlético Guardés que jugó con sus mismas armas

Elba Álvarez penetra entre líneas ante la oposición de dos jugadoras del Atlético Guardés. / LOF

Elba Álvarez penetra entre líneas ante la oposición de dos jugadoras del Atlético Guardés. / LOF

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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¿Está realmente preparado el Caja Rural Aula para pujar por el título? Por la fortaleza y desparpajo que muestra en su fortín de Huerta del Rey, posiblemente sí. Pero por lo visto fuera de casa, sin sus referencias métricas, sin el aliento de su afición y sin el incordio de la ruidosa afición rival, como ocurrió ayer en A Guarda, no.

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Casualidad o no, el conjunto vallisoletano  se diluye hasta desaparecer. Pero lo más cruel de todo es que lo hace con un balonmano similar al suyo, fogoso, sin respiro alguno, osado y en transición. Pasó en Granollers, donde fue reducido a la mínima expresión y volvió a pasar ante un Atlético Guardés al que también veía por el retrovisor en la clasificación.

El caja Rural Aula se encontró con la horma de su zapato. Y como dijo su entrenador Miguel Ángel Peñas en la previa, cometió los errores que no podía cometer como era encajar goles rápidos con parciales sangrantes como el que sufrió a los diez minutos de juego cuando el marcador reseñaba tablas tras un inicio fulgurante con 12 goles, seis por bando. En solo dos minutos, el 4-0 de las gallegas, mandó todo al traste. Como en Granollers. Porque las vallisoletanas no fueron capaces de reaccionar, todo lo contrario, el agujero se fue haciendo cada vez más grande hasta llegar al descanso vistas casi para sentencia con los 20 goles encajados, una barbaridad (20-13).

El Atlético Guardés lo tenía muy claro. Percutió y percutió en el flanco izquierdo defensivo vallisoletano que acabó siendo un agujero dejando vendida casi siempre a su portera, impotente. El resto de la sangría llegó al contraataque sin balance defensivo. En la segunda mitad el ritmo decreció como era de esperar pero el daño ya estaba hecho y el Atlético Guardés, ahora a un punto de distancia,  nadó y guardó la ropa para ganar también el golaverage particular.

 

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