Diario de Valladolid

BALONCESTO / LEB-ORO

Cuando al trantrán también vale ganar al Real Valladolid Baloncesto

Sin grandes alardes el UEMC Real Valladolid Baloncesto recupera la senda del triunfo en un partido tedioso ante un Fuenlabrada venido a menos

Partido UEMC Real Valladolid Baloncesto-Fuenlabrada. / PHOTOGENIC

Partido UEMC Real Valladolid Baloncesto-Fuenlabrada. / PHOTOGENIC

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Cualquier tiempo pasado fue mejor. Una frase que bien se podría haber interpretado en el duelo de dos ex ACB , Real Valladolid Baloncesto y  Baloncesto Fuenlabrada caídos al infierno de la LEB-Oro. Sin embargo esta frase hecha y manida sería injusto  adherirla a un conjunto vallisoletano, que a pesar de los pesares, sigue pasito a pasito buscando recuperar esos galones ACB arrancados años atrás de forma trágica y que no duda en reclamar una afición que en el Día de Reyes no dudó en portar una pancarta con su gran deseo para 2024: ‘Oro, ascenso y mirra’.

El duelo de caídos se quedó en casa. El UEMC Real Valladolid Baloncesto, lejos de brillar, supo cortar su mala racha de dos derrotas consecutivas que le han apartado de la Copa Princesa. Lo hizo sin apenas brillo, sí, pero lo hizo ante un Fuenlabrada venido a menos, desgobernado y muy mal administrado desde el banquillo en las rotaciones.

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El UEMC Real Valladolid volvió a la senda del triunfo al tran tran, calcando virtudes y... también errores. Y es que cuando su muñeca está engrasada, de la mano de sus dos ‘francotiradores’ Devin Schmidt y Kovacevic, todo es más fácil aunque el abuso del triple y... del exceso de florituras, de gustarse y querer hacer más de lo que debe, empaña esos buenos momentos para abrir la caja de las dudas. Unas dudas, que  sin embargo apenas salieron a flote sobre el parquet del Pisuerga  en un partido malo, bastante tedioso, pero en el que nunca corrió peligro la victoria, la  undécima en 16 partidos.

Una marca que sin embargo y a falta de un partido para el final de la primera vuelta, no alcanza para llegar a la Copa Princesa. Lástima. Las dos últimas derrotas ante Melilla y Oviedo siguen escociendo porque el UEMC Real Valladolid , como demostró ayer, necesita ser pinchado en cada momento para no salirse del partido y más ahora sin el faro alumbrador de Mike Torres.

La confianza en el recién llegado y temporero  base lituano Zigmantavicius tampoco sirvió. El equipo sigue cojo en la dirección y fruto de ello, a pesar de la intención y algunos buenos minutos de Costa (solo algunos), es que Paco García terminó recurriendo al multiusos Puidet como base durante varios minutos.

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El partido se rompió en el tercer cuarto cuando el UEMC se marchó de 21 puntos (61-40). A partir de aquí, nadar y guardar la ropa. Ni siquiera el despertar de Fuenlabrada acercándose a 7 puntos (69-62), más por demérito de los blanquivioleta que por mérito suyo, hizo temer por el resultado. Dos secundarios como Costa y Jaime Fernández se encargaron de devolver la lógica al partido aprovechando los errores de un Fuenlabrada lastrado por los olvidos de su entrenador y las antideportivas de Bilbao (87-72).

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