Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

Victoria de pico y pala del Real Valladolid

Un equipo blanquivioleta de escasa brillantez pero luchador y recio rompe su maleficio en Huesca con una victoria muy trabajada / Monchu marcó el gol del triunfo tras recoger el rechazo del penalti que falló

Celebración del gol de Monchu.

Celebración del gol de Monchu.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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El ascenso lo proporcionan partidos así. Es muy bonito subir a Primera vestido de smoking y en medio de una fiesta con un cóctel en la mano, como un  remedo de James Bond. Pero en ocasiones  se requiere vestir de pocero, bajar a la alcantarilla, quitar la ponzoña y volver a la superficie como el héroe que ha desatrancado las tuberías de la ciudad, aunque salga oliendo a mierda.

El Pucela supo sacar en El Alcoraz el pico y la pala hasta dar con la avería del partido. No hizo un juego brillante, vistoso ni para recordar en el futuro pero sí fue un encuentro de un trabajo estajanovista y solidario donde  nadie dejó que trabajaran por él. Unos estuvieron mejor que otros (a Moro y Meseguer hubo que intuirlos en la primera parte), pero el esfuerzo solidario obtuvo el premio del gol y una victoria que deja por ahora al Real Valladolid segundo en solitario, a la espera de lo que haga el Sporting en casa ante el Eldense.

El encuentro estuvo envuelto en polémica y también supo salir el Pucela de esa fosa séptica. Ais Reig anuló al Huesca un autogol de Sylla por fuera de juego previo de Mier en la primera parte. El orsay existió, aunque justo, y la hinchada azulgrana comenzó a  soliviantarse, ya que no ha visto ganar aún a su equipo como local.

Los nervios de la grada se transmitieron al campo, de modo que futbolistas y público locales entraron en un estado de desquiciamiento grupal cuando el árbitro señaló en la segunda parte un penalti por pisotón de Valentín a Moro. 

El cabreo era comprensible, pues el blanquivioleta ya había centrado cuando le pusieron la bota encima, pero Ais fue inflexible, secundado por el VAR. Sinceramente, es de los penaltis que si se reciben en contra dan para escalar paredes, pero de gotelé, no de roca.

El cabreo llegó ya al paroxismo con el penalti. Monchu lo ejecutó, Álvaro metió una mano que llevó al esférico a besar el poste y volver al campo, donde el ocho albivioleta lo esperaba para introducirlo en la red con la otra pierna, la zurda.

Parte de la grada, ya en estado de histeria colectiva, se indignó a entender que el meta no había tocado el cuero, y en ese caso el gol era inválido. Pero el VAR, este año más amigo del Pucela que en el pasado (quizá  porque sea de los grandes de Segunda) hizo justicia.

El partido llevó un transcurso casi opuesto al vivido ante el Leganés. El Real Valladolid entró al mismo tan frío como el aire del Moncayo. Durante la primera parte fue un quiero y no puedo que no realizó tiros a puerta. Ni dentro, ni fuera. Su mayor peligro fue un centro de Iván Sánchez. El balón pegó en un defensa y obligó a estirar la espalda a Álvaro para atajar el cuero.

Claro que el Huesca tampoco hizo mucho más. Aparte del autogol anulado a Sylla, llevó peligro con un  tiro de Muñoz y otro de Loureiro que no vieron puerta por poco.

Pezzolano sorprendió a medias al dejar a Kenedy de entrada en el banquillo. Se vio en su rueda de prensa previa al choque que no quería hablar de él. Meseguer ocupó su plaza. Como Torres la de Henrique.

Se temía que un Pucela así de inconsistente fuese carnaza tras el descanso para un  Huesca hambriento, pero los de Pezzolano trasmutaron. Se metieron  en el partido y en el, traje de pocero para recorrer todas las alcantarillas del terreno de juego sin miedo a mancharse. 

Tras un tiro de Iván demasiado centrado y otro alto de Muñoz, llegó el gol de Monchu. Después, la heroica. El Pucela se vio encerrado pero no renunciaba a las contras y tampoco le hacían mucho peligro. Era mayor el miedo que el dolor. Tras un obús de Moro desde fuera del área parado por Álvaro , llegó el acoso local. El ex albivioleta Vallejo casi marca , pero Masip estuvo rápido. Kenedy y Meseguer estuvieron cerca del 0-2 pero el partido murió con el maleficio de El Alcoraz roto por un Real Valladolid que bajó al barro.

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