BALONCESTO / LEB-ORO
Sudores fríos recorren la frente del Real Valladolid Baloncesto
El conjunto blanquivioleta tumba con demasiado sufrimiento (72-66) a un Betis decadente, colista de la LEB-Oro / Devin Schmidt asume el mando y el liderazgo en un partido gris y atormentado por los árbitros y Sergio de la Fuente muestra por fin cordura
El UEMC Real Valladolid Baloncesto tuvo que sudar tinta para recuperar la senda del triunfo y cerrar, no de un portazo como debiera sino de forma apresurada y casi en el último suspiro la caja de las dudas.
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Las dudas que tumbaron sin emisión al equipo en los dos últimos partidos y que siguen, pese al sufrido triunfo final rodeando a un Real Valladolid que sigue vegetando en defensa y que vive gracias a la inspiración puntual, solo puntual, de jugadores como Devin Schmidt, Mike Torres o Lotanna Nwogbo.
El conjunto de Paco García, también desquiciado por un mal arbitraje (todo hay que decirlo) sacó el partido adelante a duras penas apoyado en la decadencia que vive un Betis en manos mexicanas que ha perdido sus señas de identidad, que está totalmente descompensado y cuyo entrenador posiblemente firmó en Valladolid su carta de defunción. Porque el Betis en poco o más bien en nada se parece al equipo que fue. Mal administrado, mal dirigido y en manos de la anarquía.
A pesar de los pesares, ver para creer, tuvo opciones de victoria pese a su pésimo comienzo de partido (22-8; minuto 8) sacando provecho a la desesperante intermitencia de su rival, que sigue sin defender, que sigue cayendo una y otra vez en la trampa del bloqueo directo y que se salvó por su buena colocación en el rebote ofensivo (nada menos que 19 capturas y por tanto 19 nuevas posesiones) y por los paupérrimos porcentajes a cargo de un Betis dotado de escopetas de feria y muy mal administrado desde el banquillo.
El sufrimiento fue excesivo para los vallisoletanos en cuya frente recorrió hasta las dos últimas posesiones un sudor frío secado de raíz por dos acciones de calidad de Torres y Schmidt.
El Real Valladolid comenzó metido y aplicado en el partido posiblemente con el recuerdo aún caliente de sus dos últimos fracasos defensivos. Pero la cabra sigue tirando al monte despertando casi por casualidad y más por deméritos propios a un caricaturizado Betis que se enganchó al partido desde la línea de tres puntos aunque con porcentajes imposibles de dar continuidad a una remontada.
Todo era una cuestión de tiempo. Sergio de la Fuente, curiosamente más centrado que nunca en un partido de descontrol provocado por los colegiados, hizo el trabajo sucio en las trincheras, en el poste bajo, como antaño, aguantando los malos momentos de un equipo desgobernado sin Torres.
Afortunadamente el Betis colaboró con una errática rotación de banquillo. Un triple de Torres (64-62) otorgó oxígeno significando el final de la osada resistencia del Betis, casualidad o no, colista de la LEB-Oro. Un triunfo merecido pero tremendamente sufrido para los banquivioleta que al menos sirve de bálsamo eventual.