Diario de Valladolid

BALONCESTO / LEB-ORO

Incomprensible descarrilamiento del Real Valladolid Baloncesto en Burgos

El recién ascendido Tizona remonta 16 puntos y vuelve a sacar los colores a un decepcionante UEMC Real Valladolid Baloncesto en el inicio de la LEB-Oro (92-86)

Primera jornada LEB-Oro entre el Tizona de Burgos y el UEMC Real Valladolid Baloncesto

Primera jornada LEB-Oro entre el Tizona de Burgos y el UEMC Real Valladolid Baloncesto

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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El que sufre tiene memoria , decía Cicerón. Y la pretemporada nos enseñó que o mucho cambia la dinámica del UEMC Real Valladolid o sufrirá la ira de una realidad que dice que pese al notable aumento de su presupuesto, que pese a las concesiones concedidas a Paco García (aumento de sueldo y condiciones mejoradas en el cuerpo técnico y en el pabelllón), y que pese a contar por fin con dos jugadores diferenciales como Nwogbo y Schmidt, el paraíso no llegará si no hay hambre, si no hay ambición, si no hay disciplina y si no hay constancia....

Porque en el la Copa de Castilla y León en ese partido que nadie quiere jugar como es la final de consolación el Tizona le sacó los colores, ayer ya en Liga, en un partido de verdad, lo volvió a hacer multiplicado a la enésima potencia. Porque el equipo blanquivioleta, estrenando su deseado traje a rayas , se dejó comer la merienda por un recién ascendido que nunca se dio por vencido ni cuando perdía por 16 puntos. Sí, hasta 16 puntos tuvo de ventaja el equipo de Paco García en el segundo cuarto. 

El verdadero valor consiste en saber sufrir y el UEMC Real Valladolid Baloncesto  ni supo ni quiso sufrir mostrando de inicio (ya lo hizo en pretemporada) su luz de alarma parpadeando con una extremo dependencia de Mike Torres exagerada. Sin el base titular blanquivioleta en cancha el UEMC Real Valladolid parece perdido. Costa, un base puro,  parece desbordado y es una caja de nervios andante como ha venido demostrando en pretemporada y en el primer partido de los de verdad.

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Las faltas de Mike Torres le otorgaron una nueva oportunidad de reivindicarse pero ni con esas. Tizona, excelentemente dirigido y... alentado desde la banda por O Campo, supo remar a base simplemente de raza y deseo, el que no tuvo un acelerado UEMC que optó por guerras de guerrillas, comenzando por un Sergio de la Fuente que enterró en el último cuarto su buen trabajo en el inicio de partido. Su pique con Parrado, como en pretemporada fue más allá para caer en la trampa. La trampa que puso una y otra vez el Tizona con dos ‘gladiadores’ como Vila y Cuevas para echarse el equipo sobre sus espaldas.

El UEMC Real Valladolid, lejos de la versión que se le presupone, ya sin las  excusas de siempre de antaño, quedó en evidencia ante un recién ascendido que remó y remó para acabar llegando a la orilla ante el incomprensible naufragio blanquivioleta. 

El atasco del UEMC Real Valladolid fue monumental en el tramo final (cinco minutos, del 30 al 35, seco). De nada sirvió salir airoso en casi todas las facetas del juego. Falló en la de las pérdidas, con 20, inadmisible como la del bloqueo de rebote (10 concedidos en su aro). Y el arbitraje, sibilino,  terminó por ponerle la puntilla. 

El Tizona, con más posesiones, acabó ganando una batalla que para muchos parecía perdida.  Pero la memoria acabó dictando sentencia a favor de la anarquía, la osadía, el desparpajo y el mayor hambre de un conjunto burgalés que al menos sabe a lo que juega. De poco, de nada, sirvieron los espasmos, solo espasmos de calidad de un Devin Schmidt que quiere hacer más de lo que debe. La desconexión de unos (Nwogbo), el desquiciamiento que provocan otros (De la Fuente, Belemene...) o el miedo de otros (Costa...) llevó al primer descarrilamiento de la temporada (92-86). Doloroso, inesperado, inexplicable...

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