Diario de Valladolid

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Punto final en el Real Valladolid

Nuevo ejercicio de impotencia de los blanquivioleta, incapaces de ganar pese a jugar contra diez casi toda la segunda parte / Henrique marcó y Sergio León empató con uno menos / Gritos contra Ronaldo y Pezzolano

Sergio León celebra su gol ante Kenedy y Torres.

Sergio León celebra su gol ante Kenedy y Torres.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Paulo Pezzolano puede seguir en el banquillo del Real Valladolid, pero ya lo hará como fantasma. Como espíritu. Como alguien que  no está en este mundo. Si su equipo fue un muerto en vida en Albacete, el uruguayo escribió frente al Elche su epitafio como técnico del Real Valladolid en un nuevo ejercicio de incapacidad e impotencia del equipo, contagiado por el desastre en que se ha convertido su director.

Pezzolano es ese mecánico que revisa el coche sin encontrar el problema: bloque de motor, cigüeñal, bielas, carburador... cambia piezas, hace pruebas, lo intenta... pero el auto no arranca. Es la hora de buscar otro taller, antes de que al dueño le embarguen el coche.

El técnico pucelano realizó un nuevo cambio táctico ante el Elche con una formación 3-5-2 y nombres nuevos, como Torres y Juric, o Kenedy como delantero. No funcionó, como tampoco el cambio al 4-4-2 y el posterior al 4-2-3-1. Entre la riqueza táctica y los bandazos existe un vasto terreno que se llama concepto de juego y que el Pucela no ha asimilado ni por el forro.

Su empate sabe a derrota. No sólo porque era imprescindible ganar tras tres partidos perdidos consecutivos, sino porque todas las circunstancias se pusieron a favor. Los locales se adelantaron por medio de un cabezazo de Henrique tras córner de Monchu, el mejor del partido, en el minuto 35. El choque estaba controlado, más aún tras la expulsión con roja directa a Gaspar por dar un codazo a Boyomo. El Elche se quedó con diez en el minuto 52 y en el siguiente empató. ¿Quién marcó? ¡Bingo! Sergio León. John salió a coger vencejos y el que fue hasta hace diez días pucelano marcó de cabeza. Saliendo a despejar tan mal como lo hace John, da igual que estén él o Torrebruno en la portería.

Tras el empate, el Pucela buscó la heroica sin éxito. Iván Sánchez marcó un golazo desde fuera del área pero se lo anularon porque Boyomo no sólo salió tarde del área y estaba en fuera de juego, sino que tapó a Badía. Un fenómeno, el central.  

La historia del partido se puede leer en un sello. El flan que fue el cuadro castellano al comienzo se apaciguó tras el gol, brindando hasta el descanso sus mejores minutos ante un Elche plano. Tras la expulsión y el empate, Pezzolano movió piezas, tarde y mal. Retiró a la vez a los dos delanteros,  con el trastoque que supone eso para todo el equipo, y todos sus intentos de construir algo fueron vanos. 

El equipo se le cae. Está desquiciado. Montiel se fue expulsado por insultar al árbitro. El Pucela no cree en lo que le plantean y el libreto cambia cada día. El colapso es general. La grada lo sabe y dos gritos al final del partido fueron mayoritarios:  ‘¡Ronaldo vete ya!’ y ‘¡Pezzolano, dimisión!’. La mejor manera de que un presidente despida a un entrenador es que se metan con el del palco.

El Real Valladolid suma 4 puntos en cinco partidos, en su peor arranque en este siglo. El club puede optar por ocupar un párrafo en el Guinness o por evitar el desastre.

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