Diario de Valladolid

FÚTBOL / ESPANYOL-REAL VALLADOLID (EL ANÁLISIS)

El gol sigue siendo la asignatura pendiente del Real Valladolid

El cambio de Feddal al descanso, que había controlado a Joselu, mina la solidez defensiva de un equipo que en ataque volvió a ser romo y cuya apuesta se redujo a tiros lejanos o centros laterales

Feddal despeja el esférico ante el Espanyol. / LA LIGA

Feddal despeja el esférico ante el Espanyol. / LA LIGA

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D. M. / VALLADOLID
Valladolid

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En Primera División hace falta muy poco para ganar un partido. El Real Valladolid lo vivió en sus carnes ante el Girona con un tanto final y ante el Cádiz con otro tanto ganador, y en Barcelona se vivió un nuevo ‘deja vu’ con el tanto definitivo de Joselu. 

Las bajas condicionaron a un equipo que fue competitivo, pero en la élite hace falta algo más para poder sumar los tres puntos. El equipo carece de profundidad en ataque y sin verticalidad no hay paraíso y tampoco peligro en área rival. Solo Sergio León tuvo una opción clara tras una buena conexión con Kike Pérez, pero la batería de jugadas ofensivas del conjunto blanquivioleta se limitó a tiros lejanos de Monchu, Mesa o Kike Pérez, y a algún centro lateral que no encontraron rematador. Iván Sánchez no tiene el ritmo competitivo del pasado, y Óscar Plano juega a tirones. Es clave cuando está centrado, pero en el RCDEStadium fue invisible. 

Demasiados pocos argumentos para puntuar si luego en defensa no mantiene el nivel durante los 90 minutos. Con Feddal en el campo el equipo fue sólido. El marroquí, que se estrenaba de inicio, fue un muro con Javi Sánchez, pero su cambio al descanso por un Joaquín falto de confianza, se notó. El almeriense erraría justo después del tanto local, pero Puado disparó al poste en una vaselina por encima de Jordi Masip. El gol fue una jugada de manual, centro lateral, desmarque para escapar de la marca del defensor, en este caso Javi Sánchez, y balón a la cazuela. Un gol cocinado con muy pocos ingredientes, pero que sirve al Espanyol para estrenar su casillero de triunfos como local. Otro dato, Joselu lleva siete goles, uno más que todo el RealValladolid en su conjunto. Una producción escasa en nueve jornadas, que invita a la reflexión. Pacheta sí habló de verticalidad, de poca presencia en área rival, pero es el encargado de tomar decisiones. Quizás la mantita que le cubre atrás deba subirla un poco para que aunque se desvistan los pies, permita generar más en ataque.

Escudero cumplió en su posición de lateral derecho, a la que tendrá que acostumbrarse, ante la baja de Fresneda. El palo por el gol tardío tiene otra lectura que invita a levantar el ánimo de la plantilla pucelana. En menos de 72 horas tiene otra oportunidad ante el Celta, y tres días después otra reválida ante la Real Sociedad, ambas de gran exigencia en Zorrilla.

Es difícil ver como una alternativa desde el banquillo es Narváez. El colombiano que debe tener un papel residual en el equipo fue de los primeros cambios. También duele ver a Weissman saliendo de refresco, una jornada más. El israelí tiene mucho hambre de gol y aunque no haya podido estar en todas las sesiones, su mera presencia en el campo ya provoca cierto nerviosismo entre los defensores locales.

El partido dejó otros dos detalles. Hubo dos vallisoletanos en el campo: Escudero en el Pucela y Calero en los locales. Y ambos conjuntos jugaron con camisetas poco habituales. Los ‘pericos’ con la segunda equipación, rosa, y los de Pacheta con la tercera equipación. Cuestión de márketing.

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