Diario de Valladolid

FÚTBOL

Día espeso

El Promesas cede sus primeros puntos en casa tras ser incapaz de cerrar un partido que tenía controlado y que el Haro igualó a base de físico / Vilarrasa y Raúl, lesionados

Fermín ataja el tiro de Doncel en un ‘uno contra uno’ que el extremo blanquivioleta no resolvió.-BALCAZA

Fermín ataja el tiro de Doncel en un ‘uno contra uno’ que el extremo blanquivioleta no resolvió.-BALCAZA

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Para saber lo que es la inercia no hace falta estudiar física. Con saber montar en bici, vale. Hay un momento en que dejas de pedalear y el vehículo avanza solo, como si no necesitase energía. Pero si los pies no se mueven, se va ralentizando hasta que se para. Y ojo con no pegarse un guarrazo.

Es lo que le ocurrió ayer al Promesas, aunque al menos evitó el golpe final que hubiese sido la derrota. Abordó su partido contra el Haro demasiado tranquilo por sus antecedentes, con pleno de victorias en casa. Y se dejo llevar aún más después de ponerse por delante en el marcador.

Miguel marcó en el primer acercamiento, al aprovechar el pase al área de Doncel. El Haro había fallado antes en tres llegadas claras, de forma que los blanquivioleta debieron pensar que sería otro día más en la oficina. Pero no.

Los huecos entre la defensa y el mediocentro se acrecentaron. Se echó de menos a Kike, el metrónomo. El Hacen comenzó fatal. Se rehizo algo, pero no fue su día ni el de Oriol, de forma que no existían lectura de partido, sosiego ni distribución, en una medular alocada que entró al trapo del juego físico propuesto por el Haro, en el que es mejor. Los balones aéreos, los divididos y las segundas jugadas tras pase largo eran para los riojanos. Los centrales Jaime y Alende se vieron superados en ese juego aéreo, con Gaizka a menudo de espectador, sin salir a despejar.

El ataque estaba poco surtido pero tampoco anduvo fino. Doncel se fue de su marcador de higos a brevas, y todo lo que tiró fue centrado. Miguel trabajó mucho pero apenas gozó de más ocasión que la del gol. Zalazar mostró su peor versión, la del hombre que conducía demasiado. Incapaz de dar aire al balón, perdía la oportunidad de sorprender al no pasar al primer o segundo toque.

Y luego está Plaza. El nefasto partido del ecuatoriano no sólo se debe a su falta de tono físico tras su lesión, sino a que no entiende conceptos elementales del fútbol, tanto técnicos como tácticos. Cada vez que pinchaba el balón, se le iba cinco metros. Cada vez que hacía una pared, se quedaba clavado. Al menos Ronaldo lo vio a pie de campo, acompañado de Espinar y Gómez. Esta vez no se lo tienen que contar.

Tras un gol anulado por fuera de juego a Zalazar, llegó el empate riojano, poco antes del descanso. El central Armando aprovechó un balón muerto en el segundo palo para enviarlo a la red, tras pegar en la parte interna del poste.

La segunda parte sólo hubo lucha (no se le puede negar al Promesas) y escaso fútbol. El encuentro dejó otros dos laterales lesionados. Vilarrasa sufre un esguince de tobillo y Raúl un tirón en el muslo. Ambos se unen en la lista de bajas en las alas defensivas a Corral.

BARAJA . «El equipo se ha encontrado muy impreciso con balón. Hemos dado de comer al rival cuando teníamos el partido controlado y el resultado a favor. Lo han aprovechado y, cuando quisimos reaccionar, el juego se paró».

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