En el nombre de Peñas

Es la eterna historia del milagro de los panes y los peces. El milagro al que vuelve a agarrarse una vez más el Aula Alimentos de Valladolid para seguir soñando, para seguir, pasito a pasito, creciendo a pesar de la ley de la selva. La ley del más fuerte, la ley en la que el pez grande acaba comiéndose al pez chico. Un equipo que ve como cada año jugadoras que llegaron a Valladolid tiernas, por hacer y sin un nombre en el panorama nacional, utilizaron la catapulta de la fructífera ya la vez exitosa ‘fabrica de Huerta del Rey’ para recalar en un club de postín, un club que les de un sueldo para poder vivir. Y aunque el BM Aula ha dado pasos de gigante en los dos últimos años con la llegada de un patrocinador como Alimentos de Valladolid que les ha reportado, cuanto menos cierta estabilidad y les ha otorgado ciertas dosis de respeto y decencia (las jugadoras ya no juegan por la ‘patilla’ o por unos ‘míseros’ 150 euros), sigue lejos, todavía lejos del anhelado mundo profesional. Ese mundo profesional que intenta asomarse, proyectarse y venderse en el deporte femenino, en este caso el balonmano femenino.

El Aula Alimentos de Valladolid, este año ‘EuroAula’ por su estreno en la competición internacional de la Callenger gracias a su último subcampeonato copero, volverá a recurrir a su mentor, a su brujo, a su mago Miguel Ángel Peñas. De su chistera, como ocurriera en un más que curioso ‘déjà vu’ de Juan Carlos Pastor en el ya extinto pero todavía recordado y admirado BMValladolid, deberán salir nuevas jugadoras llamadas a ser el presente y futuro del balonmano español como las ya proyectadas Alicia Fernández, Amaia González de Garibay, Silvia Arderius o las dos últimas ‘joyas de la corona’ Eli Cesáreo y María O’Mullony. Las manos del visionario Miguel Ángel Peñas deberán pulir a ‘niñas’ aprendices de jugadoras como Elba, Agustina, Iara, Sara o Marina, las nuevas apuestas del mañana, sin olvidar la vuelta de tuerca que buen seguro dará a las Yunis Camejo, Cristina, Bea Puertas, Ángela, Elena Cuadrado, Teresa, Lulu, Carmen y compañía.

Mañana el ilusionante ‘EuroAula’ echa andar recibiendo a uno de los poderosos y acaudalados del balonmano femenino español como es el Rocasa. Y como siempre y en el nombre de Peñas, saldrá sin miedo y sin complejos soñando por enésima vez con comerse el mundo y derribar ese muro de la lógica todavía presente entre lo que es y lo que quiere llegar a ser.

Lejos de achantarse por la perdida de dos buques insignia como eran la pasada campaña María O’Mullony y la internacional Eli Cesáreo, el BM Aula Alimentos de Valladolid, el equipo abanderado del barrio de Los Pajarillos, se encomienda a las enseñanzas y creencias de su entrenador. Con un equipo más largo pero todavía en fase de pulimento a buen seguro rizará el rizo como lo rizara en su día Pastor. Porque no hay otro camino en un club todavía familiar como es el BM Aula, sujetado por el romanticismo de sus directivos y colaboradores, y en una ciudad difícil como Valladolid, con muchos, demasiados rivales, fútbol, baloncesto, balonmano, rugby...