Diario de Valladolid
Publicado por
MANUEL CENTENO
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Con el fútbol pasa como con la vida, que está en constante evolución y que debemos aprender a adaptarnos si no queremos quedarnos atrás. El fútbol de antaño, ese deporte de cuando éramos pequeños ya no existe, nos podrá gustar más o menos, podremos argumentar en un sentido o en otro pero lo único que queda de aquello es que siguen jugando once contra once y que utilizan un balón, el resto es historia, se lo ha llevado por delante la evolución hacia el profesionalismo.

Desde la preparación física de los jugadores a la gestión de los clubes, pasando por la estructura de la competición, la tecnología en la que se apoya, la repercusión publicitaria, los derechos televisivos y el desarrollo técnico-táctico del juego, entre otras muchas cosas, nos han traído hasta aquí; atrás ha quedado esa visión romántica del fútbol en la que los socios votaban a un presidente y elegían cómo gestionar su club, futbolistas que pasaban media vida en el mismo equipo y un único partido en la tele los sábados por la noche. Esta descripción de la realidad no significa que me gusten necesariamente todos esos cambios, la evolución que ha registrado el fútbol en nuestro país tratando de no quedarse atrás con las grandes ligas europeas pero negarlo sería tan absurdo como seguir aferrado a que la tierra es plana o a que el hombre nunca estuvo en la luna, el fútbol actual no es el de nuestra niñez y debemos asumirlo, todos, cuanto antes.

Que queramos que nuestro Real Valladolid sea el mejor y más fuerte posible de los clubes de la liga no es incompatible con reconocer que, a día de hoy, existen otros que están en mejor posición económica y estructural y que podrán llevarse a nuestros jugadores. El traspaso de Calero al Espanyol es una muestra de ello, el conjunto de Zorrilla ha logrado una partida importante de dinero, ha liberado una ficha para otro refuerzo y no se ha descubierto en defensa porque su puesto está sobradamente cubierto por Kiko Olivas y Joaquín, además de Javi Sánchez, Fede Barba, Salisu, Alende y Mario.

Calero es un jugador de cantera que salió en su momento para crecer, volvió, se revalorizó y ahora ha sido vendido porque él quería irse para dar un salto en su carrera y porque el consejo de administración de Zorrilla quería traspasarlo, punto.

Así pues, no convirtamos al chico en un demonio que, eso sí, debería aprender que la forma de hacer las cosas es también muy importante, él o su representante han dado un claro ejemplo de cómo no se debe gestionar este tipo de situaciones; esconderse y no dar la cara, desmentir en redes sociales informaciones que después se han demostrado ciertas y marcharse sin una despedida (hasta el momento de escribir este texto) no es un buen proceder. Calero, como cualquiera, tiene todo el derecho a mejorar profesionalmente y, a día de hoy, la situación económica y deportiva del Espanyol es un salto con respecto al Real Valladolid por más que nos duela reconocerlo así que le deseamos lo mejor pero nos centramos en los nuestros, en los que vestirán la blanquivioleta esta temporada, vista al frente y con ellos hasta el final.

tracking