«Somos distintas ramas pero del mismo árbol»

Llegar y besar el santo. En apenas dos años David Pisonero, el último alumno aventajado de la inacabable ‘escuela vallisoletana’ de entrenadores, ha pasado de entrenar a unos infantiles al actual Vardar de Macedonia del Norte, actual campeón de Europa. El ex entrenador del Recoletas inicia otra aventura ilusionante, como siempre sin perder el norte.

Pregunta.-¿Ha asimilado ya el subidón de adrenalina que ha supuesto su fichaje como entrenador por el actual campeón de la Champions?

Respuesta.-Aunque es un reto muy complicado lo asumo con la mista tranquilidad que hasta ahora.

P.- Referentes para usted como pueden ser Raúl o Pastor han indicado que este era un tren al que había que subirse, sí o sí y sin miedo.

R.- Si miedo no hay. Lo que había eran circunstancias deportivas y familiares. La sensación de poder dirigir a un equipo de Champions siempre te llama.

P.- Hace año y medio estaba entrenando a infantiles.

R.- Ha venido todo muy rápido, la verdad. Yo llegué a la cantera circunstancialmente porque estaban mis hijos. Han sido muchas coincidencias, primero llegando a la Asobal y ahora subiéndome a este tren.

P.- Sorprende que sea un hombre tan impasible.

R.- Siempre he pensado como jugador que la tranquilidad para el jugador es para los momentos malos. Cuando se gana o cuando las cosas van bien es cuando hay que apretar y meter presión, no al revés.

P.- Usted es uno más de esa inagotable cantera de entrenadores de la afamada ‘escuela vallisoletana’.

R.- Sí, el balonmano lo vemos de la misma manera. El punto de inflexión lo marcó Pastor. Y todos los que tuvimos la suerte de vivirlo, toda esa generación, hemos quedado marcados en cuanto a balonmano se refiere. Aunque luego cada uno haya puesto su impronta.

P.- Suena a dato de récord que casi el 70% de los jugadores de aquel heroico BM Valladolid hoy están entrenando, algo inusual.

R.-No es fácil. Eso quedó muy marcado. Pastor cambió la forma de ver e interpretar el balonmano. Y los que lo pudimos ver desde dentro tenemos mucho camino andado. Todos somos distintas ramas pero del mismo árbol.

P.- Y ahora a partir del próximo día 18 inicia un reto en un país, Macedonia, donde el balonmano es sinónimo de pasión.

R.- Es un lujo que todo un país pueda estar pendiente de un deporte que no sea el fútbol. Poder vivirlo desde dentro como yo voy a tener la oportunidad es todo un privilegio.

P.- Se marcha con la familia.

R.- Yo lo tenía muy claro. O todos o ninguno. El mayor peso de la estabilidad familiar iba a recaer en mi mujer y ella ha sido la primera en animarme.

P.- Firma por dos años, ¿qué retos se plantea?

R.- Seguir creciendo es difícil con el campeón de Europa (se ríe). Lo que sí me planteo es trabajar duro, tener una experiencia bestial y acoplarme en el vestuario como lo he hecho en Valladolid y poder aportar a ese juego que ya tienen.

P.- ¿Con qué entrenadores se identifica usted?

R.- Me gustaría mucho tener la capacidad táctica de Pastor, la capacidad técnica de Manolo Cadenas y tener todo lo que tiene Raúl. Es la persona que ve las cosas un segundo antes que los demás. Algo que no tiene nadie.

P.- Para empezar, la Supergloble.

R.-Sí, en Arabia Saudí. Un hueso duro de roer porque es el único título que no tienen.

P.- Y con la maleta a cuestas.

R.- (Se ríe). Viajamos el 18, empezamos la pretemporada el 24; el 2 de agosto nos vamos a una concentración de 10 días a Bosnia, jugamos un torneo en Rumanía y luego a Arabia a la Superglobe. Para no aburrirme para empezar (se ríe).