Diario de Valladolid

Uno de los nuestros

Roberto García Parrondo, salido del BMValladolid, es recibido como héroe en Macedonia como hiciera dos años atrás su maestro Raúl González tras coronar al Vardar como rey de la Champions

El Vardar de Roberto García Parrondo, recibido por la afición macedonia a su llegada a Skopje.-E. M.

El Vardar de Roberto García Parrondo, recibido por la afición macedonia a su llegada a Skopje.-E. M.

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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El tiempo pasa muy deprisa pero la cabeza no olvida. Y menos si esa cabeza es la del romántico vallisoletano del balonmano. Un romántico en cuya mente sigue vivo el histórico momento que vivió en el pasado el ya desaparecido BMValladolid. Ese equipo de apellidos comunes (los González, García, Pérez, Fernández...) que consiguió edificar de la nada y bajo el ojo avizor y visionario del maestro Juan Carlos Pastor un proyecto ilusionante capaz de desafiar los muros de la lógica. De aquel equipo de finales de los 90 y principios del nuevo siglo, se forjaron leyendas no solo como jugadores, proyectadas al estrellato desde la ‘fabrica’ de Valladolid sino como entrenadores de futuro.

Aquel BMValladolid recordado e idolatrado capaz de ganar dos Copas del Rey, una Copa Asobal y una Recopa, también dio cabida a un ideal, a una forma de interpretar el balonmano lejos, muy lejos del balonmano tradicional. Era el principio del todo, el principio de la llamada ‘escuela vallisoletana’.

El último alumno aventajado de aquel osado BMValladolid se hace por méritos propios con los galones de maestro. Nos referimos a Roberto García Parrondo, ‘uno de los nuestros’, un jugador que llegó de ‘niño’ a Valladolid en 1997 procedente del BMGetafe para crecer y utilizar la catapulta del estrellato como tantos otros. Y siempre bajo la influencia, primero de Pastor y después con el paso de los años bajo la influencia de su ‘mentor y maestro’ Raúl González, el que apostó por él primero colocándole de ayudante suyo en la selección de Macedonia y después proponiéndole como su sustituto para el banquillo del Vardar.

Roberto García Parrondo, uno de los ilustres que hizo grande al BMValladolid y que lloró como una magdalena tras fallar el penalti decisivo ante el Flensburg que hubiera llevado al BMValladolid a la mismísima final de la Champions (sí, la Champions) en 2007, tocó el cielo, el merecido cielo, ‘su’ cielo continental el pasado domingo ya como entrenador. Roberto condujo al Vardar al título de la Champions como hiciera dos años atrás su mentor Raúl González.

El que fuera extremo zurdo del BMValladolid durante siete años fue recibido junto a su equipo, el Vardar, como un héroe nacional en la nueva Macedonia del Norte. Ver para creer. Un equipo que estaba crucificado por las deudas a sus jugadores fue capaz de resucitar de la mano de Roberto García Parrondo, que tras el sufrimiento a lo largo de toda la campaña que dio lugar al éxtasis final, hará las maletas para hacerse cargo de la selección de Egipto.

Roberto García Parrondo no olvida sus orígenes todo lo contrario. «En Valladolid viví una época maravillosa e inolvidable. Es algo de lo que siempre estaré orgulloso, de haber crecido y salido de allí. Eso nunca se olvida, de donde vienes».

El nombrado como mejor entrenador de Europa tampoco olvida a su mentor. «Puedo presumir que he tenido grandes entrenadores de los que he aprendido todo. Pero hay uno, Raúl González, del que no puedo olvidarme porque es el que me ha dado la oportunidad de poder vivir esto».

El recibimiento de la ciudad Macedonia de Skopje al Vardar volvió a tener categoría de acontecimiento. «Es increíble lo que hemos vivido. La gente se ha vuelto loca con el equipo. El balonmano aquí es como una religión. Hemos vuelto a hacer a mucha gente feliz con esta Champions. Y el título ha servido para que las aguas revueltas con todos los problemas económicos que teníamos, vuelvan poco a poco a su cauce. Todavía no he sido capaz de asimilar lo que hemos logrado. Quiero disfrutar de ello. ¿Continuar aquí? Quieren que siga pero he aceptado la oferta de Egipto a dedicación exclusiva».

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