Sergio no se ve en peligro

Sergio entró más apagado que nunca en la sala de prensa, pero no derrotado. Su carácter sigue intacto y salió a relucir cuando un periodista pegó hebra con otro durante su alocución. «Perdón, estoy hablando», le afeó en medio de una respuesta. Fue rápido, preciso y contundente. Lo que ahora no es su equipo.

Al menos el técnico blanquivioleta es consciente de algunas de las carencias. «Cuando tres, cuatro o cinco veces estás bien, pero el resultado no te acompaña, es que algo estás haciendo mal. Vamos a intentar corregirlo».

El míster aún cree que la salvación es posible. «Hemos perdido una de las ocho finales que tenemos. Quizá la más difícil, ante un equipo que se está jugando la Champions. Hay que resetar, levantar la cabeza y estar fuertes y fríos. Nos quedan siete partidos y estoy convencido de que vamos a conseguir el objetivo. Está mucho más cerca de lo que parece».

Sergio no teme por su puesto. «Cuando los resultados no acompañan, los entrenadores estamos en esa disyuntiva. Tengo tranquilidad porque estamos trabajando al máximo. Tengo confianza ciega en que lo vamos a sacar. Depende de nosotros y no hemos entrado nunca en descenso. Creo que eso da un margen de maniobra, porque habría que estar dos o tres jornadas ahí para pensar en sustituir a un técnico. Pero no depende de mí».

Valladolid y Sevilla gozaron de ocasiones de gol. ¿Decidió la calidad? «El Sevilla, con la que tiene, contábamos con que sería mucho mejor que nosotros en la definición. Me queda una sensación rara porque vuelves a perder y el resultado es lo que queda».

Y Sergio analiza el choque. «El equipo en la primera media hora ha estado muy bien, pero estoy cabreado por cómo ha entrado en la segunda. Mal. Debió hacerlo mucho más fuerte porque nos la jugamos en casa. Con los cambios recuperamos vitalidad y desde el minuto 15 hasta el primer gol, estuvo la balanza más cerca de nosotros».

«Les dije a los chicos que no me gustaban las caras con que acabamos la primera parte. Se ve que mi charla no ha funcionado, por cómo salimos en la segunda parte. Luego se activaron», agregó, antes de hablar de su estado anímico.

«Ahora mismo están muy presionados. No quiero decir la palabra ‘miedo’, pero es esa falta de cariño, confianza, fortaleza, contundencia, fe ciega... Hay fases en que las tenemos, pero en otras, no. Hay que potenciar eso. Sin ello no somos el equipo que somos. Pero tengo capacidad para meterles una buena hostia para que espabilemos».

Y cerró con la afición. «Tiene mi respeto y admiración. Es muy exigente, pero ellos no son lo que juegan. Es importante que no alienten porque son medio jugador más. Tenemos que volver a enchufarles sin reprochar ni pedirles nada».

CAPARRÓS

El míster sevillista anunció que sufre una leucemia crónica. «No me impide nada en mi profesión y hago mi vida normal. Quiero disfrutar de mi profesión. Dar las gracias a mis jugadores, al club y al presidente. No tengo tratamiento y estoy más enchu- fado que nunca».