TRES SEGUNDOS
La herencia de los mentirosos compulsivos
A pocos, a nadie se le olvidan los episodios dantescos que vivió el ya desaparecido y estrangulado por las deudas Club Baloncesto Valladolid.El club que vendía humo como razón de ser y se ponía la venda en los ojos para no ver la cruda realidad de una incapacidad heredada a lo largo de los años como si de una enfermedad se tratara. De la hemeroteca y a buen seguro en la mente de los pocos románticos del baloncesto que quedan en pie, rescatamos al presidente efímero (siete meses de gestión) José Ramón Guimaraens, aquel que alquilaba un Porsche para venir a Valladolid. El presidente ‘cortador de césped’ que vendió humo y que tuvo un careo público con Aranzana. Otro presidente, José Luis de Paz ‘Demóstenes’, también visto y no visto que presumía ser amigo del mismísimo Steve Jobs , sustituyó a José Luis Mayordomo (librado como maestro de todo pecado) para seguir con la cantinela de seguir vendiendo falsas promesas olvidadas por los príncipes, no por el pueblo. Pero las mentiras compulsivas que han perseguido al baloncesto de élite a lo largo de casi toda la historia no acaban aquí. ‘Negocios’ tapados y cuanto menos sospechosos en Marruecos por algún dirigente y empleado del CB Valladolid dieron paso a los castillos en el aire construidos en la ‘parcela maldita’ colindante al polideportivo Pisuerga.
Cuentos chinos ideados por Mayordomo, Yustos, Vela, Bhardwaj y compañía con la intención de explotar una parcela que ayudara en cierto modo a liquidar una deuda de millones de euros. Desde aquel karting y el complejo de pádel en el que se destinaron y desaparecieron sin llegar a ver la luz por arte de magia 120.000 euros, al macroproyecto del famoso peluquero millonario Marco Aldani que iba a destinar la friolera de 10 millones de euros no en tijeras, tintes y prolongaciones sino en baloncesto.
Agua de borrajas en boca de mentirosos que llegaron a ser compulsivos. Ahora, la parcela perderá, por la gracia de la coherencia de un Ayuntamiento realista y con los pies en el suelo que ya no se deja hipnotizar por los cantos de sirena del baloncesto, su etiqueta de ‘maldita’. Y lo hará con la construcción, ya palpable y ya visible con la entrada de las primeras excavadoras, de una instalación polideportiva de uso público para el pueblo en la que ningún iluminado intentará sacar tajada. El baloncesto, por ende, saldrá beneficiado con esta nueva instalación abierta, que no tendrá paredes ni un gran inquisidor, pero que proyectara el deporte en un barrio que solo tenía al polideportivo Pisuerga como referente.