Diario de Valladolid

Medio campo, zona de paso en Pucela

La ruptura del equipo por su eje lastra su capacidad atacante / Míchel condujo mucho pero generó muy pocos pases de peligro

Rubén Alcaraz lamenta una ocasión desperdiciada, con Carlos Bacca al fondo.-PABLO REQUEJO

Rubén Alcaraz lamenta una ocasión desperdiciada, con Carlos Bacca al fondo.-PABLO REQUEJO

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Arturo Alvarado
Valladolid

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El Real Valladolid se puede unir a Franco Battiato en su búsqueda de un centro de gravedad permanente. Lo ha perdido de forma evidente. Ese eje lo representa la medular, territorio últimamente inhóspito para la creación y con profundos desequilibrios que lastran a las otras dos líneas. El mediocentro actúa como si llegase tarde a todo: el ataque y la defensa. Y por lo tanto el equipo se resiente.

Echemos la vista atrás. Partido de promoción en El Molinón. 21 tipos jugaron a lo que quería uno, como si pusiese él las reglas y controlase al resto con mando a distancia. Era Míchel. Esa versión todocampista la vimos, con sus matices al jugar en la élite, al inicio del campeonato, pero se ha ido difuminando con el tiempo. Ahora llega tarde casi siempre en defensa y ayer abusó de la conducción, a menudo lenta, en vez de buscar el pase filtrado en profundidad, suerte del fútbol para la que teóricamente es el más dotado.

El valenciano no anda bien físicamente y eso lastra a Alcaraz, que debe trabajar por uno y medio, reduciendo su presencia en ataque. Sergio no se plantea contar con Anuar, la personificación del trabajo. Quizá no le ve preciso en sus envíos pero, ¿quién lo es ahora de sus compañeros de posición?

Lo cierto es que el Real Valladolid, si puede imponer su juego, es por derroche físico colectivo y por morder en la sala de máquinas del rival, lo que no hace ahora.

Atrás, Moyano queda en evidencia cuando el equipo juega con espacios, en vez de recogido. Sus fallos en la marca y la escasa ayuda que recibió estuvieron a punto de costar más de un gol, pero allí estaba un excelente Masip. Joaquín y Olivas cumplieron en los centrales, y Nacho defendió y atacó.

Arriba, Hervías brilló en las primera parte y Keko cumplió. Plano y Guardiola trabajaron a destajo pero apenas les llegó munición. El equipo sigue clavado en 19 goles y habrá que mirar si el problema, además de arriba, está en el medio, donde se gestan las dianas.

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