Diario de Valladolid

El peor partido de la Liga

Los blanquivioleta logran un empate pese a su mala imagen y a punto estuvieron de ganar, de no haberse pitado un inexistente fuera de juego a Plano / Lentitud y falta de ideas preocupante

Una jugada que fue la tónica del encuentro: Toni intenta avanzar, rodeado por tres rivales.-PHOTO DEPORTE

Una jugada que fue la tónica del encuentro: Toni intenta avanzar, rodeado por tres rivales.-PHOTO DEPORTE

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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El peor partido del Real Valladolid en la Liga no acabó en goleada. Ni siquiera en derrota. Fue un empate que pudo convertirse en victoria, de no haber señalado a Plano un fuera de juego inexistente, un árbitro apellidado Iglesias. Cortó la jugada, mal asesorado por su auxiliar, impidiendo actuar al VAR.

El trencilla fue aún peor que el Pucela. No sólo falló en una acción clave sino que se empeñó en meterse en medio del juego, cortando líneas de pase y provocando la tarjeta de Alcaraz. Pero lo que no fue de su responsabilidad es el mal juego pucelano.

Sergio hizo buenas las previsiones y colocó a Anuar en lugar de Míchel. El ceutí no brilló... como el resto. Pero el gol de Parejo llegó cuando él ya no está en el campo.

Los blanquivioleta hicieron aguas en todas las líneas. La defensa estuvo desorientada, descoordinada y con excesivos huecos entre ella y los mediocentros. Las basculaciones no existían y los laterales estuvieron poco ayudados, lo que les llevó a cometer demasiados errores individuales.

Alcaraz y Anuar defendían, aunque con problemas, pero no sacaban el balón jugado. Era imposible ver tres pases seguidos de los castellanos de forma vertical. Todo se jugaba hacia atrás, con evidente riesgo de pérdida de balón. Porque el Valencia actuaba con un par de velocidades más. Tanto para presionar la salida de cuero rival como para desmarcarse en ataque.

El balón les duró tan poco a los pucelanos, que los porcentajes de posesión son sonrojantes, incluso para los que relativizan esta estadística: 39% de los visitantes, por el 61% del Valencia.

Visto el cortocircuito en la gestación del juego, es evidente que la presencia ofensiva fue testimonial. Keko y Toni apenas entraron en juego. Sus incursiones por los pasillos interiores fueron baldías. Al jugar y desmarcarse despacio, siempre estaban rodeados de rivales más fuertes y rápidos.

Plano apenas vio la bola, pese a su innegable presión defensiva. Ünal fue casi invisible en ataque, pero cuajó el que ha sido su partido más intenso con el Real Valladolid. El turco luchó hasta la extenuación para tapar huecos y realizar desmarques. Su escaso éxito no le amilanó y fue quien provocó la falta convertida en gol por Alcaraz. Una obra de arte.

Los cambios apenas supusieron una mejora en el juego. Difícil, cuando lo que falta es ritmo y todos los automatismos que parecían inoculados en el ADN colectivo saltaron por los aires. La defensa concede demasiado, el medio crea poco, las bandas se apagan y la delantera sigue igual. O sea, mal. El equipo vive de destellos individuales y necesita reencontrarse. No siempre sonará la flauta.

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