Diario de Valladolid

Hay vida más allá de O’Mullony

El Aula se sobrepone a la ausencia por lesión de la máxima goladora de la última Liga y gana al Porriño en un debut en el que fue de menos a más tras el 0-3 inicial

Las jugadoras del Aula se felicitan tras la victoria en su primer partido de Liga.-PABLO REQUEJO

Las jugadoras del Aula se felicitan tras la victoria en su primer partido de Liga.-PABLO REQUEJO

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Arturo Alvarado
Valladolid

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El debut del Aula Alimentos de Valladolid en la Liga Guerreras planteaba una incógnita más allá de los dos puntos en juego: ¿hay vida sin O’Mullony? La ausencia por lesión de la máxima goleadora del último campeonato nacional era un obstáculo tan difícil de sortear para las locales, como un Porriño que suele navegar por la tierra media de la tabla pero siempre indigesto para el equipo blanquiazul.

La respuesta en ambos casos fue positiva. El Aula ganó y demostró que posee suficiente fondo de armario para navegar por la élite, incluso sin su gran artillera. Eso sí, cambiando la forma de juego. El cañonazo desde fuera del área dio paso ayer a un balonmano combinativo, a veces en exceso, con la pivote, y al apurado de las jugadas hasta los seis metros. Lo malo cuando un equipo hace sólo eso es que se convierte en previsible.

Un problema que solventó el conjunto castellano con su gran arma: la velocidad. De pensamiento y de ejecución. Cuando el microondas del Aula se pone en marcha, casi todas sus rivales se tuestan. Hasta las más grandes.

Y eso que tardaron las de Peñas en conectar el electrodoméstico. Entraron al partido en cuerpo pero no en espíritu. Malas defensas y pérdidas en ataque costaron un parcial inicial de 0-3 del que pronto se sobrepusieron, forzando un empate a 4. Las locales se pusieron por primera vez por delante en el minuto 10 (6-5) en una primera parte en la que el marcador hizo la goma. Luego llegó un 7-10 que dio paso a un 12-11 para acabar el primer periodo con empate a 13.

El Porriño llevaba su defensa a los límites de la legalidad, sobrepasándolos en ocasiones, como lo prueban los 8 penaltis señalados. El juego local buscaba la conexión central-pivote, con Teresa y Cifuentes, aunque los goles estuvieron bastante repartidos. Joana Bolling, debutante en Liga, dejó buenas sensaciones en su búsqueda aislada del tiro exterior, aunque usó más la finta y penetración.

La segunda parte escribió un guión bien diferente. El cansancio comenzó a hacer mella en las jugadoras gallegas, que llegaban tarde a las ayudas y propiciaban que las acciones locales finalizasen en gol o penalti. El Aula sí fue capaz de meter el turbo y se fue separando de su rival en el marcador.

Del 16-14 se pasó al 18-15, al 21-16 y al 25-19, en la que fue máxima ventaja local, con seis goles de diferencia. Era el minuto 10 de la reanudación pero el Porriño no ofrecía atisbos de reacción, y menos con Lulu en una versión mejorada tras el descanso y una Carmen Sanz que paró casi todo en los minutos que jugó.

Los extremos derecho funcionaba como un engranaje de precisión, con una brillante Ana Viloria, y Eli Cesáreo se puso las botas con los penaltis. Marcó 7 de 8.

Miguel Ángel Peñas dio entrada a Beatriz Puertas como central, ocupando Cesáreo en ocasiones la posición de pivote, una ubicación que será habitual por expreso deseo del seleccionador, cuando O’Mullony esté recuperada. Bolling también soltó el brazo y el partido murió con un justo 31-26 que ahonda en la autoconfianza del grupo. Porque el estilo Aula propugnado por Peñas trasciende más allá de las jugadoras que vistan esta camiseta. Un estilo que gana, divierte y crea afición. Comprar una entrada es buena inversión.

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