Fieles desde la distancia

Los 784 kilómetros que separan por carretera Valladolid y Gerona se hacen invisibles en plena era tecnológica. Internet y las televisiones permitieron a los aficionados vallisoletanos estar presentes, aunque no de cuerpo sí de espíritu, en Montilivi, escenario en el que el Real Valladolid volvía a las tablas de Primera División.

Sólo 25 entradas se vendieron a peñistas. Aventureros dispuestos a hacer un viaje para vivir otro episodio a recordar en la historia del Real Valladolid. Reinó el rojiblanco en Montilivi. El resto, mostró fidelidad desde la distancia, haciendo un alto en las fiestas de los pueblos, acercándose al chiringuito de la playa para ver el fútbol, sacar los cacahuetes y las cervezas en casa o, los que más, reuniéndose con otros amigos y poner rumbo al bar, con la camiseta albivioleta puesta.

Este fue el caso de la Peña Marcos Fernández. Un nutrido grupo de sus socios se citaron en el barrio de La Rubia. El bar Morelia se convirtió en una pequeña grada de Zorrilla desde la que animar a los suyos.

Cuenta atrás en voz en grito hasta que el árbitro decretó el inicio del partido. Bufandas apretadas y globos violetas para decorar la sede de la peña, en la que se reunieron una veintena de fieles. Había ganas de fútbol y ganas de Primera en Valladolid. «Esperábamos este momento con ilusión y con nervios. Eran ya cuatro años y ya se extrañaba», confiesa José Antonio Pérez, presidente de las Peñas del Real Valladolid que mostró fe en el club:«Hay que tener confianza. Vendrán más refuerzos y daremos la cara en Primera».

A los nervios previos le siguieron los cánticos para animar a su equipo. Los minutos pasaban y las manos se dirigían como si tuvieran resorte cada vez que elGirona tentaba la portería de Masip.

Entre risas, los aficionados reunidos en el Morelia pidieron elVAR cuando Chris Ramos cayó en el área. El árbitro había pitado fuera de juego, pero las ganas de ver la pantalla en acción también era motivo de risa.

El delantero del RealValladolid fue chispa para encender más de un debate en el Kokomo, donde se dieron cita socios de diferentes peñas. La equipación era la misma en todos los bares de Valladolid que pusieron el fútbol en sus pantallas. Camiseta y bufanda, kit básico de supervivencia en el regreso a Primera. La falta de un sustituto de Mata era una de las peticiones en Huerta del Rey, donde el ambiente fue inmejorable. «Veo a la gente con ilusión, también con nervios, porque ven que el equipo no está cerrado, pero les veo tranquilos, como si esta fuera la categoría a la que pertenecemos. En lo personal creo que queda mucho por hacer, vamos a sufrir pero tengo total confianza en que vamos a estar en Primera mucho tiempo», comenta Eric González, integrante de la Peña Víctor Fernández, una de las más multitudinarias de Valladolid.

Mientras, Infierno Zorrilla presumía de nueva sede. Los peñistas presentaron su nuevo hogar en el Chiringuito, mientras la Peña Mendilibar recordaba que el Pub Paddy Flaherty tenía sus puertas abiertas para recibir al que quisiera dar la bienvenida del Valladolid a Primera. Allí también se disfrutó y sufrió hasta el final de un partido que terminó 0-0. «Es el primer partido, aún queda mucho» comentaban los presentes. Un punto que sabe bien, pero que siempre sabe mejor entre refrescos, cervezas, pinchos... y amigos.