Diario de Valladolid

Iván Alejo brilla en Primera

El vallisoletano triunfa en el Éibar después de abandonar la cantera blanquivioleta con 16 años / «Braulio quiso ficharme el año pasado pero otras personas no opinaban igual»

Iván Alejo, con gorro, charlña con Óscar Plano en presencia de Hervías, ayer en los Anexos.-ARTURO ALVARADO

Iván Alejo, con gorro, charlña con Óscar Plano en presencia de Hervías, ayer en los Anexos.-ARTURO ALVARADO

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Arturo Alvarado
Valladolid

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Del entrenador del Éibar poco cabe desvelar en Valladolid. Se llama José Luis Mendilibar y edificó un ascenso con récord de puntos y dos permanencias gracias a su capacidad y unas dosis de trabajo estajanovistas. El sargento de hierro parece Heidi a su lado.

Pues bien, ese mismo Mendilibar dijo lo siguiente de Iván Alejo en la rueda de prensa posterior a la victoria el sábado del Éibar sobre el hasta entonces segundo, el Valencia: «Nos está dando mucho. Está en un momento de forma sublime y no sólo en los partidos. En cada entrenamiento es una maravilla verlo». Para que el míster hable así de un jugador, lo tiene que estar haciendo de lujo.

Es el caso de Ivi, como se le conoce de su época en la cantera pucelana. Vallisoletano de la cosecha del 95, llegó casi de puntillas al equipo armero y ahora es uno de sus jugadores más brillantes, hasta el punto de que la grada azulgrana ya no añora a Pedro León. Ha hecho tanto ruido en la Liga que el Sevilla está interesado en él para el mercado de invierno.

Alejo aprovechó ayer su día de descanso para ver el entrenamiento del Real Valladolid. En la plantilla pucelana no sólo conoce a los canteranos Calero y Anuar, de su quinta. También le une una buena relación con Óscar Plano, con el que coincidió en el Alcorcón.

El futbolista vallisoletano más destacado, junto al sevillista Sergio Escudero, está feliz por su gran momento deportivo. «Me están saliendo bien las cosas. Cuando llegué se dijo que me querían para salir cedido, pero fue más de la prensa que del club. En el Éibar nunca me lo dijeron».

El reto con el que comenzó la temporada era mayestático. «Sabía que tenía que convencer al míster para quedarme. Pedro León es un jugador muy importante; Bebé, también; Rubén Peña estaba contando mucho para Mendi... pero hice una buena pretemporada y conseguí quedarme».

El primer objetivo estaba cumplido. Lo que nadie esperaba era un despegue tan apoteósico. Menos él. «Siempre he tenido mucha confianza en mí. He pasado momentos muy complicados en el fútbol. Me ha tocado salir de mi casa, por desgracia, a buscarme las habichuelas. Estoy en un buen momento y tengo que aprovecharlo».

El extremo sonríe cuando se le recuerdan los elogios de Mendilibar. «Es una maravilla. Que el míster diga eso me pone muy contento. Ya sabemos que es muy cañero, pero siempre desde el buen sentido. Me está ayudando muchísimo tanto desde el ámbito profesional como personal. Le estoy muy agradecido».

Ivi llegó al Real Valladolid a los 8 años, procedente del Parquesol. Salió a los 16 hacia la cantera del Atlético. La oferta era buena, pero nadie hizo nada por retenerlo. Una de las justificaciones para su salida fue que pedía mucha ropa en el club. «Es verdad que se llegó a decir eso», sonríe el atacante al recordarlo.

Tras subir hasta el filial rojiblanco, pasó al Villarreal B en la 15-16. Un año de amarillo dio paso a otro del mismo color... pero con el Alcorcón, al que llegó gratis la pasada temporada.

Su deseo en ese verano de 2015 hubiese sido vestir de nuevo de blanquivioleta, porque Iván Alejo es de Valladolid y del Valladolid. Llegó a haber negociaciones, pero el elegido para su puesto fue Drazic. «Hubo contactos con Braulio. Él quiso que viniese. Siempre apostó por mí, pero otras personas no opinaban igual. Optaron por un jugador diferente y no guardo ningún rencor».

Esas otras personas se ubican más arriba que Braulio en la pirámide de mando, pero Ivi regatea la respuesta. «Lo importante es que siempre estaré muy agradecido al Real Valladolid. Me dio la oportunidad de ser futbolista y, si Dios quiere, espero volver algún día. Nunca he escondido que es el equipo de mis amores y tengo una espinita clavada».

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