El Valladolid B, como un tiro
Logra ante la Segoviana su segundo triunfo consecutivo (2-1) y se acerca a la salvación / Goles de los colombianos Suárez y Becerra, éste en el 94 / Mayoral y dos visitantes, expulsados
El filial pucelano daba a inicios de temporada la impresión de sufrir tal flacidez y evanescencia que la Liga podía convertirse en una humillación. La certeza del descenso, si no matemática, sí anímica, llevaba camino de producirse antes del final de la primera vuelta.
Sin embargo Miguel Rivera está empeñado en dar la vuelta a este equipo como a un calcetín. Primero recuperó el orden. Después, la competitividad. Ahora lleva camino de ser solvente en las dos áreas. Y, lo más importante, se ha acostumbrado a ganar. Suma 7 de los 9 últimos puntos, con dos victorias seguidas. Es cierto que sus rivales eran conjuntos de la cola de la tabla, pero toca quien toca, y los golaverajes ante Pontevedra, Segoviana y Ferrol van por buen camino, al igual que con el Cerceda. El filial pucelano sigue colista, pero con sus 15 puntos está a uno de estos dos últimos equipos, dos de la Segoviana y cuatro de Ponferradina, Pontevedra y Toledo, que con 19 marcan promoción y salvación. El Real Valladolid B no sólo está en la lucha casi al mismo nivel que el resto, sino que va para arriba, como suele ocurrir con los filiales.
El encuentro comenzó marcado por la ausencia del delantero visitante Dani Arribas, cuyo padre falleció en el incendio de la población segoviana de La Losa. No hubo minuto de silencio. Durante el partido, los hitos fueron la remontada local, con gol en el minuto 94, y las tres expulsiones.
El juego fue de poder a poder, con un Promesas empeñado en elaborar y una Gimnástica más vertical, veterana y marrullera, que no logró encoger a su rival. El filial chocó con uno de sus problemas esta temporada: la finalización de las jugadas. Errores en el último pase o en el tiro empequeñecían su dominio, hasta que a partir de la media hora los azulgrana se estiraron.
Y vaya si se dejaron notar. Un tiro de Calleja fue respondido con un paradón de Tanis. Un minuto después, también desde fuera del área, Fernán envió el balón al larguero. Fue el preludio del gol foráneo. La defensa pucelana se distrajo en un saque de banda, el balón botó en el área y el ex blanquivioleta Asier Arranz, a la media vuelta, marcó justo antes del descanso.
La segunda parte se jugó en el plano físico, con constantes interrupciones de los segovianos, para conservar la ventaja. Y llegaron las expulsiones. Cambronero, que había perdonado la roja a Marcos en la primera parte, expulsó a Plaza tras una fuerte entrada. Era el minuto 58 y el Valladolid B comenzó a dominar. Pero no llegaba.
Hasta que un buen servicio en profundidad, rebasando líneas, de Javi Pérez, propició el mano a mano de Suárez con Pablo. El colombiano se fue, pero estaba muy escorado. Aun así logró marcar.
Poco disfrutó de la superioridad el cuadro local, ya que dos minutos después Mayoral fue expulsado... tras recibir una falta. O insultó al árbitro, o hay que llamar a Iker Jiménez.
Pero de nuevo el choque se desequilibró en número. Una entrada con algo de plancha de Leria acabó en roja directa. Duró 18 minutos en el campo. No fue para tanto, pero el árbitro, lento y fallón en sus decisiones, ya estaba abducido por los colores de la bandera nacional.
El Promesas comenzó el asedio. Dos hombres de refresco, Apa y Becerra, fallaron dos remates en los que casi se cantó el gol. Pero éste llegó. En el minuto 94, el último, Samanes puso el balón en el área desde la banda izquierda. Becerra, imperial, se elevó en el área para enviar el balón de un testarazo a la red. Dos goles con sello colombiano. No hubo tiempo más que para festejar que el filial sigue vivo.