Diario de Valladolid

BALONMANO - LIGA ASOBAL - CRÓNICA RECOLETAS ATLÉTICO

El rey de su casa

El Recoletas Atlético Valladolid vuelve a mostrar su mejor perfil como local y vence con autoridad al Villa de Aranda / Rubén Río y Javi Díaz brillan con luz propia

Rubén Río intenta el lanzamiento a pesar de recibir falta de un jugador arandino.-J.M.LOSTAU

Rubén Río intenta el lanzamiento a pesar de recibir falta de un jugador arandino.-J.M.LOSTAU

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Guillermo Sanz

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Huerta del Rey tiene memoria. No olvida, un año después de su pérdida, a Toño Garnacho, uno de los arquitectos que ayudaron a edificar un sueño de nombre Atlético Valladolid, que ayer volvió a demostrar que su sitio es la Asobal.

La afición rindió tributo a Toño en la grada y los jugadores en la pista. Ambos cumplieron. Los primeros coreando la banda sonora del balonmano vallisoletano y los segundos consiguiendo una nueva victoria, esta vez ante el Villa de Aranda.

Al Recoletas Atlético Valladolid se le olvidan todas sus flaquezas como visitante cuando juega en Huerta del Rey. Allí saca pecho, es el rey de su casa, como pudo comprobar su rival. Todo ello a pesar de estrenar el duelo autonómico con una sequía goleadora hasta que recurrió a Río para hidratarse. El lateral fue, en los instantes iniciales, el contrapunto a un Villa de Aranda que aterrizó en Valladolid con una marea de aficionados a sus espaldas, el cuchillo entre los dientes y las urgencias en la maleta.

El hambre agudizó el ingenio arandino, que protagonizó un amago de escapada que el Recoletas supo hacer estéril casi a las primeras de cambio. Cuando se vio con el viento a favor, la nave vallisoletana desplegó las velas y alcanzó la velocidad de crucero con los lanzamientos desde los siete metros.

Todas las piezas azules empezaron a funcionar con precisión suiza, empezando por la portería, donde Javi Díaz volvió a dar una lección escrita con letras capitulares que imitó, en la otra meta, Ledo, un salvavidas para el Villa de Aranda que no pudo levantar en la segunda mitad la renta de cuatro goles que consiguió el equipo pucelano cuando el partido alcanzó el ecuador.

El segundo periodo se convirtió en un juego de la soga en el que el Recoletas Atlético Valladolid no cedía ni un centímetro ante el Villa de Aranda, incluso cuando el equipo de Nacho González perdía músculo con las exclusiones. Senovilla no logró encontrar el botón que cerrara el grifo y los vallisoletanos encontraron en Miguel Hernández y Dani Dujshebaev dos puntillas con las que rematar una faena que se dedicó mirando al cielo.

NACHO GONZÁLEZ . «Queríamos asentar al club y poco a poco va creciendo y hemos conseguido la permanencia en Asobal de forma matemática. Además, queríamos dedicarle la victoria a Toño Garnacho,que era una figura importante para la plantilla y el club, expresaba el entrenador tras el partido.

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