Diario de Valladolid

BALONMANO - LIGA ASOBAL - CRÓNICA RECOLETAS ATLÉTICO

Un candado, un fusil y un héroe

La actuación estelar del portero Javi Díaz unido al brazo ejecutor de Dujshebaev ejercen de flotador del Recoletas ante Benidorm

A dos manos. Eloy González con una frena en falta a Camino y con la otra agarra a Lorasque.-M. A. PEÑAS

A dos manos. Eloy González con una frena en falta a Camino y con la otra agarra a Lorasque.-M. A. PEÑAS

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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... Y Huerta del Rey volvió a ser el fortín casi inexpugnable en el que se ha escudado el Recoletas Atlético Valladolid en su primera temporada en la Asobal. Con otro ambiente de gala (2.500 espectador) el conjunto vallisoletano alcanzo la barrera de los 20 puntos que le aseguran prácticamente y salvo descalabro mayúsculo la permanencia. Pero su victoria en su ‘caldera’ en estado de ebullición, al contrario que la mayoría conseguida en el presente ejercicio, no estuvo exenta de sufrimiento. Todo lo contrario. El Benidorm del ‘zorro’ y veterano Zupo Equisoaín fue un hueso duro, muro de roer. Hasta tal punto que la victoria se resistió hasta el último suspiro. El hambre que insufla el entrenador del conjunto alicantino se vio sobre el parquet de Huerta del Rey no permitiendo que el Recoletas, a pesar de que mandó en el marcador de principio a fin, cantara nunca victoria hasta el bocinazo final. Ni siquiera cuando mandaba por dos goles (30-28) y posesión de balón (saque de centro) cuando restaba poco más de un minuto para el final. Un incomprensible regalo en el saque de centro (forzado en una jugada de pillo por Zupo saliendo un jugador desde el banquillo como si fuera el juego del escondite) unido a otra pérdida de balón dejó la última jugada, la última posesión en manos del Benidorm, el equipo que nunca se rindió. Ni siquiera cuando los vallisoletanos mandaron hasta por cinco goles (17-16; minuto 26).

Tiempo muerto de Zupo Equisoaín y trece segundos por jugar. ¿El resultado ante el desespero de una afición que no entendía nada, que no era capaz de asimilar como su equipo podía perder un punto? Penalti. Penalti muy riguroso pero a fin de cuentas penalti. Entonces la caldera enmudeció. Entonces la gente se frotaba los ojos. La media sonrisa escondida de Zupo Equisoaín contrastaba con la cara de asustado de Nacho González, incapaz de gestionar otro final apretado. Suspense. El reloj a cero y penalti para robar un punto a un equipo que incomprensiblemente se desconecto como por arte de magia.

La última palabra la tenía Javi Díaz. El portero del Recoletas Atlético Valladolid que había ejercido de flotador de su equipo junto a Dani Dujshebaev y Abel Serdio a lo largo de los sesenta minutos quiso vestirse de héroe. No podía ser otro.Sin duda lo merecía tras parar un penalti con la cara en la primera mitad en el minuto 22 y forzar la tarjeta roja al veterano extremo del Benidorm David Cuartero. La estrella de Javi Díaz deslumbró a Ander Torrico, autor de cuatro goles de penalti en el partido de ayer. Una parada para el recuerdo. Una parada para salvar un punto que de forma incomprensible parecía volar ya hacia Benidorm.

Su parada llevó al éxtasis no solo al público que coreó de forma unísona el nombre de ‘Javi, Javi’ al tiempo que todo el equipo corrió en un sprint de locura y felicidad a abrazar a su portero. El héroe tenía nombre y apellidos. Javi Díaz, con 42 años, ejerció de milagroso y perfecto candado para sumar una victoria que vale su peso en oro. Era la mejor rúbrica para firmar una portentosa actuación que le elevó, una vez más, a los altares.

El Recoletas sufrió lo indecible ante un aguerrido Benidorm que nunca, nunca, se dio por vencido y que demostró su deseo por continuar en la Asobal la próxima campaña. Un sufrimiento extremo a pesar de que siempre fue por delante gracias al buen hacer, primero de su portero, y después de un Dujshebaev en su mejor versión como brazo ejecutor.

El hijo menor de Talant Dujshebaev firmó diez goles que sirvieron para trazar el camino de la victoria. Saliendo desde el banquillo como recambio de Víctor Rodríguez, Dujshebaev fue un aguijón envenenado, un aguijón que incomprensiblemente no fue utilizado en la segunda mitad hasta el minuto 20, cuando el partido requería alguna fórmula mágica para salir del atolladero en el que la defensa del Benidorm, haciendo siempre la goma en el marcador, había provocado.

La pregunta era obligada. ¿Por qué Nacho González no supo dar continuidad en el juego ofensivo (sí lo hizo en el defensivo) a un jugador que no solo estaba firmando su mejor partido de la temporada sino que se encontraba en un momento tremendamente dulce? Secreto incomprensible de sumario. Su salida en ataque (m.50) abrió sin querer las opciones de victoria hasta ese último minuto loco en el que se cambió de ánimo hasta en tres ocasiones.

El equipo de Nacho González no firmó precisamente un partido redondo en defensa (a excepción naturalmente de su portero). Su suerte quedó confiada al brazo ejecutor de Dujshebaev; a la mortífera conexión con el pivote, Abel Serdio, que crece a paso agigantados; a los golpes de calidad de Fernando Hernández; a los destellos intermitentes de Rubén Río desde los nueve metros; y a la escuadra y cartabón de un Diego Camino, ayer más irregular que de costumbre pero necesario a todas luces.

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