Resurreción a tiempo

El Aula Valladolid pasó en Elche por todas las sensaciones posibles. Un partido controlado por cuatro goles de diferencia pareció irse al garete. Y en el peor momento, con tres goles abajo a falta de cuatro minutos, las pucelanas despertaron y tiraron de raza para salvar un punto... que pudo irse por el sumidero con el tiempo cumplido, cuando las locales mandaron un tiro en golpe franco al poste. Una montaña rusa vistosa para el espectador neutral, pero infartante para los seguidores de ambos equipos.

Tras un gran estreno de año con la victoria como compañera (menos ante el Zuazo), las de Peñas suman en una semana la derrota copera en Málaga y este empate en Elche. Pero no cabe hablar de bajón. Nadie gana siempre. Ni siquiera el Bera Bera, que mordió el polvo en Huerta del Rey. Lo importante del Aula es que nunca se rinde.

Las de Peñas entraron con energía en un partido que hizo la goma en su primera parte. Al gol inicial de las locales respondió el Aula con un parcial de 1-4 labrado con un ataque muy fluido que deparaba ocasiones claras de gol, junto a una defensa férrea y anticipativa.

Pero el Elche es muy fuerte en su cancha y, tras un toma y daca en ambas porterías, forjó un severo parcial de 4-0 que devolvió la igualada al electrónico. No se amilanó el Aula, que con Cifuentes, Arderius, Amaia y O’Mullony volvió a despegarse. 12-15 a falta de segundos para el descanso. Suficientes para que un despiste defensivo en el saque de un golpe franco llevase el 13-15 al descanso.

Fue un presagio de lo que ocurriría en la segunda parte y, en especial, al final del partido. Las franjiverde entraron en la última media hora con el puñal en la boca. Rápidas e imaginativas en ataque (con recital de pases) y fortísimas en defensa y portería, empequeñecieron a un Aula que no se esperó esa reacción ni supo cómo controlarla.

Así, el 13-15 se convirtió en 21-18. Un parcial de 8-3 labrado por los numerosos errores en ataque del Aula, con elevadas pérdidas de balón, más las escasas ayudas defensivas, que provocaban situaciones de superioridad ilicitanas. El juego de éstas con la pivote fue espectacular. Menos mal que Lulu cumplía con creces en la portería.

Esa diferencia de tres goles se mantendría con pequeños altibajos hasta el tramo final. El partido arribó a sus últimos cuatro minutos con el 26-23 en el marcador. La victoria local parecía inevitable, vista la dinámica de la segunda parte.

Entonces el Aula tiró de coraje y orgullo para meterse de nuevo en el partido. Gracias, justo es reconocerlo, a que la pareja arbitral no se amilanó a la hora de mostrar exclusiones a las locales, con una defensa rayana en la ilegalidad.

Dos goles de Ana Vergara y uno de O’Mullony llevaron el definitivo 26-26 al electrónico a dos minutos para el final. Al Aula sólo le faltaba rematar la obra, pero chocó de nuevo con las pérdidas de balón y con la exclusión de Nekane, jugando en inferioridad en los instantes finales.

La defensa de las vallisoletanas fue homérica y no consintieron que el Elche marcase. Con el tiempo consumido, Musons envió un golpe franco directo al poste, abriendo hueco con su escorzo entre un mar de brazos.