Diario de Valladolid

FÚTBOL REAL VALLADOLID-LUGO (ANÁLISIS Y OPINIÓN)

El Pucela, roto por la banda

El equipo se cayó al ser incapaz de tapar su flanco zurdo siendo a la vez sólido en la medular

Moyano, Balbi, Mata, Míchel y Álex Pérez se retiran cariacontecidos tras el final del partido.-J.M. LOSTAU

Moyano, Balbi, Mata, Míchel y Álex Pérez se retiran cariacontecidos tras el final del partido.-J.M. LOSTAU

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

Creado:

Actualizado:

El rombo no es el cruzado mágico, que tan bien sentaba a las mujeres de los 70. Ni realza, ni luce. El rombo es inestable, porque se asienta sobre una punta. Y traidor, porque te la puedes clavar. Pero el rombo cuenta con un lastre mayor: desguarnece las bandas. En defensa y en ataque. Le ha ocurrido al Real Valladolid durante demasiadas ocasiones en la temporada, pero la de ayer fue la ocasión en que más quedó en evidencia la inoperatividad de los flancos.

Repasemos. Los pucelanos estaban jugando bien en la primera mitad, pero contaban con un preocupante talón de Aquiles: la banda izquierda. Calavera, un lateral que sube mucho, provocaba situaciones de superioridad junto a Iriome, desbordando una y otra vez a Balbi. Por ahí se gestó el gol lucense.

El argentino, que no es precisamente anticipativo, no contaba ni con la ayuda inicial de De Tomás, a quien el míster cambió de banda con Jose porque éste presiona más; ni de Marcos, fundido demasiado pronto; ni de Leão, cuyo repertorio de movimientos no incluye llegar hasta los pasillos para tapar. Es lo que tiene ser el quinto central.

Parece increíble, pero esto fue lo que rompió al Real Valladolid tras el descanso. Herrera hizo abrirse más a Marcos para tapar el ala, colocando a Jordán más cerca de Leão. No sólo fue un intento baldío sino que se perdió la cohesión de la medular. Las referencias para el pase y la confección del juego fueron menores y menos claras.

Comenzaron las pérdidas de balón, con ellas la inquietud, el ahogo, las imprecisiones generales y, después, el adiós a la presión. El equipo bien tejido, rápido, vertical y solidario de la primera parte se había convertido por un solo problema en un guiñapo, al que Herrera no dotó de alma.

Los cambios aumentaron la confusión. Álex López salió para nada. El 4-3-3 acrecentó la pérdida de balones y el agujero de la medular, pero no incrementó la presencia ofensiva pese a las llegadas de Villar y la voluntad inocua de Mata.

El dato curioso es que, cuando Herrera se vio en un partido importante entre la espada y la pared, abjuró de sus principios, que en realidad son defensivos, retirando a Leão y jugando con tres delanteros: Mata y De Tomás de forma simultánea (¡milagro!) junto a Villar.

Por tanto Jordán sí puede jugar de mediocentro, porque lo puso ahí. Y los dos puntas antes citados pueden hacer pareja. La cuestión es si se jugará con ambición siempre o sólo cuando hay angustia.

tracking