El niño hecho hombre

Han pasado diez años desde que una de las joyas más preciadas que ha dado la cantera del baloncesto vallisoletano echara a volar lejos de casa en busca de fortuna. Aquel diamante en bruto todavía en fase de pulimento que volaba hacia el Akasvayu Girona y por el que el CB Valladolid hizo caja, poca (230.000 euros) pero prácticamente la única caja sacada por un jugador de casa, regresa a la que fue su casa ya hecho hombre y formando parte de una generación única y posiblemente irrepetible. Fernando San Emeterio, hoy jugador del Valencia Basket, vuelve a Pisuerga defendiendo los colores de España y con el deseo de entrar en el grupo privilegiado de escogidos que irán a los juegos Olímpicos de Río dentro de unos días a defender la medalla de plata lograda en Londres hace cuatro años.

San Emeterio, como hiciera hace cuatro años en la parada y posta de la selección en Valladolid antes de los Juegos, se mostraba ayer ilusionado. «Vengo a la que considero mi casa. Para mí es especial estar aquí en Pisuerga, en el pabellón que me vio nacer, formando parte de esta generación única que ha ganado muchas cosas. Vendrá toda mi familia y regresar a casa vistiendo la camiseta de la selección es un sueño que de pequeño uno intentaba imaginar que un día pudiera pasar».

El alero salido de la cantera de Maristas CB se muestra inquieto por saber la lista final que irá a Río. «Vivo la incertidumbre, algo que ya he vivido durante muchos años y a lo que estoy acostumbrado. Al final tengo que preocuparme de las cosas que puedo controlar y esa decisión está en manos de Scariolo».