Diario de Valladolid
Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Ni el peor de los agoreros hubiese predicho una primera vuelta tan tétrica como la ejecutada por el Real Valladolid. La plantilla no era la del año pasado y el nivel de exigencia no puede ser el mismo, pero el bajonazo de fútbol, rendimiento e ilusión ha sido inesperado. El equipo se deshizo con Garitano. Ahora, Portugal cuenta con severos problemas para recomponer los trozos. Los ha colocado casi todos, pero los cambia demasiado a menudo y no acaba de dar con el pegamento ideal.

El gran problema del equipo en este paso del ecuador es el fútbol, del que nadie parece querer hablar. Apenas ha enhebrado unos cuantos partidos de cierta vistosidad, pues la calidad en el juego está en busca y captura. En la mayoría de las jornadas el Pucela ha aburrido a la afición. Si a cambio fuese contundente, se podría disculpar. Pero no lo es. Y su irregularidad le está matando. Sigue a mitad de trayecto en busca de su personalidad.

Si todo equipo se fundamenta en una columna vertebral formada por portero, central, mediocentro y delantero, los blanquivioleta están a la mitad. Kepa es una garantía, pero ante él no existe un defensa con dotes de mando para que la línea baile a su son, que posea sentido de la anticipación y saque el balón jugado.

En la medular, Rubio ha recibido por fin los galones, pero su mandato no puede extenderse durante los noventa minutos. Sencillamente, no los aguanta al nivel requerido. No es una crítica. Bastante hace con llevar la batuta a sus 36 años. El ataque es un páramo. No hay una referencia, más que el trabajo de Rodri. El trabajo. Pero la delantera vive de goles.

Por tanto vemos cómo patinan dos puestos y medio de los cuatro fundamentales para sostener un equipo. Queremos que el Real Valladolid corra, salte y dé volteretas, pero con la columna vertebral rota no se puede ni andar.

Los refuerzos ayudan, pero rara vez cambian la personalidad de un equipo. La temporada pasada Rubi sumó 38 puntos sin ellos y 34 con ellos.

Miremos al futuro próximo ¿Cuáles son los objetivos. ¿Por qué luchar? El ascenso directo es una quimera. Si a los de arriba no les da por esprintar, el Real Valladolid debería sacar al menos 40 o 42 puntos para entrar en la promoción. Esto supone incrementar un 50% su puntuación.

No es imposible. Sucedió con Abel, aunque ahora el séptimo puesto no vale para disputarla. Si quieren llegar a esa cifra, los de Portugal deberían enlazar más que dos victorias seguidas. Es su récord, alcanzado sólo una vez. Para ello están obligados a mejorar su juego, su regularidad y su competitividad. No es un reto. Son los trabajos de Hércules.

tracking