El precio de un despiste

Muchos partidos se ganan y se pierden por detalles, por acciones puntuales que desequilibran la igualdad de fuerzas, de calidad, de talento. Córdoba y Valladolid son dos equipos llamados luchar por el ascenso, aunque desde Zorrilla salen mensajes destinados a quitar presión a los jugadores.

Esa exigencia al equipo blanquivioleta pasó factura en la primera parte. Durante muchos minutos se vio a un Valladolid agarrotado, sin fuelle en el centro del campo y encomendado de continuo a la velocidad de Mojica y a la calidad entreb líneas de Óscar. Hubo momentos en los que los hombres de Garitano se sacudieron el dominio y lograron acercarse al marco de Razak, aunque sin peligro.

Los dos equipos alternaron dominio y ocasiones en el primer tiempo. Los hombres de Garitano sufrieron demasiado para tapar las internadas de López Silva por la banda izquierda pero resolvieron sus centros al área con un Marcelo Silva seguro en su trabajo de anticipación. El Valladolid aguantó como pudo el arreón inicial del Córdoba y en cuanto tuvo el balón mostró su calidad en el contraataque. Dos galopadas de Mojica por el extremo izquierdo generaron dos claras ocasiones para romper el empate. El primero de su envíos no encontró rematador y el segundo fue desbaratado por Héctor Rodas ante la presencia de Óscar.

Su sucedieron las ocasiones en las dos áreas, con claro dominio de las defensas cada vez qjue el balón se acrcaba a los dominios de Kepa y Razak. Donde sí hubo superioridad local fue en el centro del campo ya que ni André Leao ni Timor pudieron frenar la circulación del balón por Luso y Markovic.

El Valladolid trató de aprovechar sus bazas en los contraataques. La velocidad de Mojica y la calidad de Óscar entre líneas pusieron en aprietos a un Córdoba intermitente, que puso más corazón que cabeza en la mayoría de sus jugadas de ataque. El equipo de Oltra supo explotar la habilidad de López Silva para superar de continuo el marcaje de Chica, pero no encontró continuidad en el área.

Las cuatro tarjetas amarillas que mostró el árbitro a André Leao, Óscar,Hermoso y Juan Villar en la primera mitad condicionó al Valladolid tras el descanso. El temor a la expulsión frenó el ímpetu de los hombres de Garitano.

Pese a ello, el Valladolid mejoró en la segunda parte, aprovechó los instantes de debilidad del Córdoba y tuvo más protagonismo. Juan Villar reclamó un penalti cuando se disponía a lanzar pero a cambio vio la tarjeta amarilla al estimar el árbitro que había fingido la caída al ser cargado por un rival.

Se frotaba las manos el Valladolid pensando en el punto que se traía de El Arcángel cuando llegó el mazazo. Fidel se presentó en el área sin que nadie le cerrase el paso, amagó ante la salida de Chica, provocó que el lateral derecho se estorbase con Marcelo en su afán de cerrar especios y aprovechó esa confusión para batir a Kepa con un tiro cruzado. Sólo faltaban once minutos para la conclusión del partido y el Valladolid ya no tuvo capacidad de reacción. Además, se topó con un rival que tiene en sus filas jugadores con oficio que saben dormir partidos como el de anoche. El Valladolid de Garitano puso empeño durante los 90 minutos pero evidenció poco fuelle en el centro del campo y falta de pegada en ataque.