Diario de Valladolid

Club Balonmano Atlético Valladolid

Cuento de Navidad

El Atlético Valladolid despide el año con una contundente victoria ante Meridiano Antequera con una muestra de solidez y determinación / Los vallisoletanos llegan segundos a las vacaciones

Fernando Hernández, de nuevo un puñal en ataque, lanza sin oposición a la portería malagueña-P. REQUEJO

Fernando Hernández, de nuevo un puñal en ataque, lanza sin oposición a la portería malagueña-P. REQUEJO

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Guillermo Sanz

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Cuento de Navidad es un clásico en estas fechas. Como en la obra de Dickens, el Atlético terminó trinchando el pavo para celebrar la Navidad, pero se saltó la parte de los tres fantasmas. Les espantó De la Rubia, disfrazado con el traje de Fernando Hernández para llevar el peso goleador del equipo y comerse las uvas como segundo clasificado.

El partido comenzó como empiezan la mayoría de los cuentos de la biblioteca del Atlético Valladolid. Da igual que sea el Sueño de una noche de verano que Cuento de Navidad, como en este caso, los protagonistas tienen nombre y apellidos: Fernando Hernández y Alfonso de la Rubia. Una vez más, entre ambos comenzaron a recitar sus líneas ante la defensa del Antequera, bien plantada pero poco contundente.

Los andaluces también quería un regalo para Navidad y comenzaron a sentar las bases en todas sus líneas para igualar el partido. Mairelles empezó a cantar en una batalla de gallos con César Pérez. Ambos porteros afinaron de manera más que sobresaliente, pero por las venas del Atlético corre la sangre brava de Roberto Pérez, que comenzó a hervir para despejar dudas de quién era el dueño de la batuta.

Sin las parcelas de terreno que cedieron los vallisoletanos antes de los minutos de igualdad, el Antequera volcó sus argumentos en los lanzamientos de un viejo conocido del coso pucelano: Alexis.

La eléctrica circulación de juego del Atlético Valladolid hizo saltar chispas en los ojos del técnico andaluz. Cuando De la Rubia puso con una pincelada cubista el 9-5 en el luminoso de Huerta del Rey, Lorenzo Ruiz recurrió al tiempo muerto para refrescar las ideas del Antequera.

De la Rubia y César, soberbio como guardián del arco, contagiaron al resto de sus compañeros. Se fusionaron en la defensa para cortocircuitar a un Antequera que no encontraba más respiro que el que le daba Cabrera en el pivote, cuando Ávila, Turrado y Egea decidían quitarle los grilletes.

En el segundo periodo, Antequera se quiso convertir en turrón duro, pero el Atlético demostró tener la dentadura a prueba de bombas. El amago malagueño se quedó en eso, en un ladrido sin propósito de dentellada. No asustó a los pucelanos, abriendo un desfiladero entre Málaga y Valladolid (21-10), donde sólo encontraron una nota negativa en la lesión de César.

El Antequera estaba falto de tinta para escribir un giro argumental en el cuento y el Atlético estaba demasiado cómodo como para hacerle pasar de página. Ni la fuerza de Alexis, ni el cambio de pivote con la entrada de Cristóbal Ortega, fueron suficiente para cambiar el desenlace. Los vallisoletanos se van de vacaciones poniendo su estrella en la parte alta del árbol de Plata.

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