Real Valladolid
Ciclón blanquivioleta
El Real Valladolid vapulea al filial del Barça /Rubi alinea tres centrocampistas para contrarrestar el esquema azulgrana y le gana la partida a Eusebio / Rubio dirige el juego de forma magistral y Óscar da una lección de fútbol
Óscar y Mojica, autores de dos goles cada uno, celebran el triunfo ante el filial del Barcelona.-J.M.Lostau
¡¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, maaaaambo!! Estábamos preocupados por la sequía goleadora y llegó el filial azulgrana para sanar al herido y alegrarnos la Navidad. El fútbol es así de caprichoso. Con uno de los siete goles que marcó ayer el Valladolid hubiera bastado para seguir adelante en la Copa y esperar al Barça. Ni veremos a los astros del equipo azulgrana después de Reyes ni vimos ayer a los chicos que en teoría deben ocupar algunos huecos en la formación de Luis Enrique, aunque el panorama no resulta esperanzador por ahora en el Camp Nou...
Los jugadores del Valladolid se van contentos de vacaciones. Le hicieron un siete al peor equipo que ha pasado por Zorrilla -todo hay que decirlo- y recuperan esa autoestima que andaba por los suelos. Lo mejor del partido no es sólo el marcador, sino también la fortaleza anímica que le da al equipo el espectáculo que ofreció.
El primer tanto se lo metió Rubi a Eusebio Sacristán desde el banquillo. Sacrificó a un jugador de ataque para alinear de inicio a tres centrocampistas con el fin de contrarrestar el esquema de juego del filial azulgrana y ganó la partida. Entre André Leao, por delante de la defensa, Rubio y Timor, más adelantados, se merendaron a un equipo que es igual de bueno en calidad invidual que en anarquía...
Se ve que el toque de atención que les dio Eusebio a sus chicos la semana pasada tras la derrota frente al Mirandés no ha surtido efecto y así lo celebró el Valladolid, a lo grande. El partido tuvo dos fases y la segunda comenzó después de ese minuto mágico en el que llegaron los dos primeros goles.
Como por arte de magia se juntaron en Zorrilla la calidad individual de los jugadores del Valladolid y la fragilidad del Barça B en las funciones de contención. Óscar culminó en boca de gol un córner ante la pasividad de toda la zaga y en la jugada siguiente Mojica cruzó el balón a la red al aprovechar un pésimo marcaje de Diagne y una tardía estirada de Ortolá.
El marcador reflejaba un tranqui lizador 2-0 en el minuto 25. El Valladolid mandaba sobre el césped después de un comienzo dubitativio en el que el Barça B había dado muestras de su velocidad en el contraataque y los dos goles le dieron un vuelco al partido. Rebasada la primera media hora, el ciclón blanquivioleta hacía acto de presencia en Zorrilla. Rubio -suplente en muchos partidos- dirigía el juego con velocidad y buenos pases, Óscar impartía una lección de cómo se juega al fútbol en la mediapunta y Jeffren y Mojica encontraban dos autopistas en las bandas. En una de sus numerosas internadas, el colombiano mandó el balón hacia el punto de penalti y Bagnack lo introdujo en su portería. El festival lo continuó Óscar tras un nuevo córner lanzado por Jeffren. Si en su primer gol aprovechó el cabezazo previo de Valiente, en el segundo fue Rueda quien le dio la asistencia.
El partido quedó sentenciado antes del descanso. A Eusebio y a sus chicos se les debieron helar las ideas en Valladolid porque en el segundo tiempo no hubo capacidad de reacción. Los cuatro goles pesaban como una losa y enfrente había un equipo hambriento de fútbol y de goles y muy necesitado de un triunfo tan contundente.
El Valladolid no pisó el freno en ningún momento. Mantuvo la ambición inicial y actuó como un depredador en busca de goles y más goles. Fabricó otros tres en el segundo tiempo y pudieron ser algunos más frente a un adversario que casi pedía la hora. Si hubiera sido un combate de boxeo, los chavales del Barça B habrían pedido a Eusebio que tirase la toalla...