Diario de Valladolid

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La grieta se agranda

La falta de gol lastra al equipo a nivel psicológico y descubre carencias en la creación y en la elección de jugadores

Jugadores blanquivioleta se muestran apesadumbrados tras encajar uno de los goles el domingo en Pamplona-LOF

Jugadores blanquivioleta se muestran apesadumbrados tras encajar uno de los goles el domingo en Pamplona-LOF

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Del Real Valladolid de JIM decíamos que eran once personajes en busca de autor, parafraseando a Pirandello. Aquel conjunto poseía más capacidad interpretativa de la que lucía el director y guionista. Al equipo de Rubi le empieza a fallar el libreto. La incógnita prolongada sobre los roles protagonistas y secundarios, con el hándicap añadido de la falta de ese cabeza de cartel que meta goles, ponen en riesgo la representación.

1-Falla el gol y también la elección de delanteros

No hay que ser un lince para descubrir que el núcleo de los problemas blanquivioleta reside en la falta de gol. Si el equipo generase más oportunidades pero, sobre todo, si aprovechase mejor las que fabrica, no estaría así. No me refiero a la obviedad de que para ganar hay que marcar, sino que se ha perdido la fe en las acciones de ataque, lo que deriva en posesiones incruentas que sólo sirven para que el rival no tenga el balón.

Parte importante de este problema reside en la elección de jugadores. Asumida la ausencia de Roger, nadie ha mostrado características de delantero centro. Pero, de lo que hay, Óscar Díaz se ajusta más al perfil del puesto que el excéntrico experimento de Bergdich, o Jeffren, ubicado ahí en reiteradas ocasiones por el míster. El ex azulgrana no sirve de referencia arriba ni abre huecos para el resto, no tiene lectura en espacios cortos para el desmarque de ruptura y tampoco posee un tiro rápido y seco en el área. Lo suyo es jugar con espacios y siempre con un punta de referencia. Su rendimiento es muy bajo para lo esperado.

Pero lo peor en este puesto es que llega el mercado de invierno, los fichajes, y nos quedaremos sin saber si Guille Andrés vale o no. Las aportaciones del filial han sido testimoniales aunque en todas ha mostrado ADN de delantero centro. Si hubiese gozado de la confianza puesta en otros jugadores se podría haber calibrado su capacidad.

2-La falta de respuesta deportiva socava la autoconfianza

Cuando un equipo pasa por problemas deportivos y los encargados de solucionarlos no encuentran la forma, llegan las dudas. La plantilla por ahora no ha depositado la incógnita en el míster, pero sí la ha ubicado en sí misma. Ha perdido frescura, osadía, comunicación y orden. No se puede dudar un ápice de su voluntad ni de la intensidad, aunque esa falta de fe en sí misma haga que aparezca y desaparezca, como un motor renqueante. Se comprueba en su comportamiento dispar durante un mismo partido. Este Real Valladolid de los últimos tiempos va a tirones.

3-La falta de equilibrio y de construcción le hace previsible

El problema con el gol es el más severo del Real Valladolid pero no debe convertirse en trampantojo para otras carencias graves. Porque tampoco se puede hablar de ineficacia realizadora cuando en algunos partidos apenas se han generado ocasiones. Y ahí entran los mediocentros y Óscar.

Tanto éste como Leão han vivido demasiado cómodos en algunos partidos. Ante la incapacidad para marcar no se decidieron por arriesgar sino por conservar e incrustarse cada uno en la línea que más cerca tenía, rompiendo así en dos al equipo. Y arracimar atacantes, como en Pamplona, es más problema que solución.

Esa falta de equilibrio se ha pagado cara, pues el rival sólo tenía que preocuparse por las bandas. El Real Valladolid se convertía así en un equipo muy previsible.

4-Las rotaciones ya no funcionan y no afectan a todos

Lo que en un principio parecía marca de la casa y funcionaba, ya ha dejado de hacerlo. Rubi argumentó que el motivo de sus rotaciones era la igualdad entre los componentes de la plantilla. Pero a cualquiera, incluido él, un futbolista siempre le parece mejor que otro. Cambiar de jugador según el rival puede lanzar un mensaje de debilidad. Todo lo contrario que un once definido, aunque no inamovible, en el que los automatismos, sobre todo entre centrales y mediocentros, van como un reloj.

Esas rotaciones no han afectado a todos por igual. Óscar y Leão la han regateado por una calidad no siempre exhibida. Omar no agota la paciencia y Bergdich, anarquía en estado puro, vive de la falta de gol general.

5-La voluntad del equipo es positiva y está unido

El Real Valladolid también presenta aspectos positivos pese a que es evidente que su juego no enamora a la grada y que ha ganado uno de sus seis últimos choques. El principal es que la plantilla quiere subir y está unida. Los malos resultados se dejan sentir en el ánimo general pero no han cercenado la buena relación entre jugadores. Si para algo puede servir esta crisis de resultados es para forjar una alianza aún más sólida entre futbolistas y para que el entrenador aprenda a tiempo de errores que más tarde pueden matar.

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