Diario de Valladolid

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«Ya echamos a los violentos»

El presidente asegura que el club expulsó a los miembros radicales que cometieron actos delictivos / «No les pagamos los viajes ni reciben trato diferenciado, con los años se han transformado en peñas de animación», indica Suárez

Curva en la que se ubica el grupo Ultras Violetas, durante el partido contra el Betis-J.M.Lostau

Curva en la que se ubica el grupo Ultras Violetas, durante el partido contra el Betis-J.M.Lostau

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Lo de Tolerancia Cero con la violencia es en el caso del Real Valladolid algo más que un eslogan. En los últimos años el estadio Zorrilla no ha registrado incidentes causados por las peñas más radicales del club (Ultras Violetas y Fossa Garrafoni), sino por seguidores extremistas de los equipos visitantes, casos de Celta y Athletic Club.

Tampoco fuera del campo ha habido motivos para la publicidad negativa desde esa pelea entre miembros de ambas peñas en Ponferrada, el 10 de octubre de 2010. Sólo algunos incidentes aislados, como el de septiembre con seguidores racinguistas que provocaron a los blanquivioleta en la zona de casetas de ferias, aunque estos repelieron la agresión.

La muerte de Francisco José Romero, hincha radical de Riazor Blues, ha colocado la lupa sobre la seguridad del fútbol español. Zorrilla por ahora responde con nota. El presidente del club indica qué medidas se han tomado para desactivar la violencia dentro y fuera del estadio. «Luchar contra la violencia en el fútbol es tan obligado como difícil, porque siempre quedará algún elemento suelto que no puedes controlar. Aun así, nunca hay que bajar los brazos porque la amenaza siempre estará viva».

Carlos Suárez asegura que fue drástico cuando la situación lo requirió. «Hemos expulsado a abonados pertenecientes a estas peñas por actos violentos. Al principio fue duro, porque no existía esta costumbre, pero ahora ya saben que cualquier actitud delictiva conlleva su salida, y lo ven de otra forma. Además, ni les pagamos los viajes ni reciben un trato diferenciado».

El dirigente explica que el cambio generacional ha mudado los comportamientos. «Los chavales que se incorporan ahora a este tipo de peñas no son como los primeros seguidores radicales, que eran violentos. Vamos mejorando. El camino que hemos seguido es el de transformarlas en peñas de animación. Lo han asimilado y por eso el nombre de ultras de una de ellas no tiene por qué ir asociado a una violencia que, de todas formas, no consentiríamos».

Entre las medidas llevadas a cabo por el club, en cumplimiento con la ley para espectáculos deportivos, está la retirada de todas las banderas prohibidas, así como de pancartas insultantes, ofensivas o que generen violencia.

El presidente ve fútbol, política y violencia «como tres elementos antagónicos entre sí. Nada tiene que ver cada uno con los otros dos. Hay que acabar con la violencia por las buenas o por las malas. Y aplicar esta segunda posibilidad, no convierte a quien lo hace en violento como ellos».

Suárez, a diferencia de su homólogo Cerezo, sí ve el problema de la violencia de las peñas como responsabilidad del fútbol. «No puedes controlar las 24 horas lo que hacen unos señores con su vida pero sí lo que ocurre en tu estadio, aunque no quiero meterme con lo que hacen en otros clubes, porque no lo conozco».

Un comentario prudente que no le impide aplaudir la actuación de Joan Laporta y Florentino Pérez con sus peñas radicales. «Las han sacado de sus estadios y sé que ha sido muy complicado en lo personal para ellos».

Por último, el mandatario vería con buenos ojos la aplicación de sanciones ejemplares contra aficiones que alberguen violentos, pero siempre con pruebas.

«Diez radicales pueden ir al estadio de un equipo con el que estén enfrentados y gritar cualquier cosa. Sería estúpido sancionar al club. Pero si, por ejemplo, hay insultos racistas generalizados, me parece estupendo sancionar con puntos o cerrar el estadio por algún partido».

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