Diario de Valladolid

El vallisoletano Guille Aragón retoma su proyecto musical en solitario

Miembro de Arizona Baby o Cosmic Birds, lanza como Oihan 'Domar la luz', disco oscuro y poético

Guillermo Aragón, Oihan, en una imagen reciente. | IMANOL VILLOLTA

Guillermo Aragón, Oihan, en una imagen reciente. | IMANOL VILLOLTA

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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Casi cuando se cumplen cuatro años  de su debut en solitario con el EP Canciones para Imanol , Guille Aragón (Valladolid, 1987) vuelve a mostrar su faceta más personal –no como batería de Arizona Baby, con la que lanzaba hace unos meses Salvation , ni como líder de Tuxedo, ni a las baquetas de Cosmic Birds– como Oihan con el lanzamiento, este 2 de enero, de Domar la luz , su segundo LP después de Un paseo por  el bosque (Calaverita Records, 2021).

Y, quizá, porque no hay un amanecer sin un ocaso, ni alegrías sin tristezas, este Domar la luz acerca a quien lo escucha a un compositor más maduro, que se despoja de carga metafórica en sus letras sin renunciar a la poesía, que persigue un sonido propio y reconocible en la riqueza de sus progresiones, que encuentra en las limitaciones autoimpuestas un punto de apoyo desde el que elevarse y que, sin restar profundidad, aligera con humor el peso de un cierto desencanto existencial que palpita en algunos temas.

«Creo que es un disco que tiene una carga lírica importante. El anterior trabajo también lo tenía, pero este es un disco, quizá, más etéreo. Hay letras más aterrizadas, pero es un disco más poético, más nebuloso, más oscuro, como con mucha carga pictórica, con muchas imágenes», explica Guille Aragón, que reconoce haber creado este trabajo en un «buen momento» vital, a diferencia de lo que ocurría con Un paseo por el bosque , más alegre y, sin embargo, hijo de un tiempo más turbulento. «Es como una respuesta al estado anímico. No es algo premeditado, surge así», apunta el músico.

Portada del disco. | OIHAN

Portada del disco. | OIHAN

En un tiempo en el  que todos parecemos simples piezas intercambiables en la cadena de producción de la vida, Oihan entona su canción.  ‘Ayúdame /Ayúdame / Ayúdame a entender cuánto valgo en esta criba / Y guíame / Y guíame hasta ver si resisto a la deriva’, canta en Soliloquio , una de las canciones de este Domar la luz . Un tema que se abre con un pasaje de Lo que el viento se llevó en el que Rhett Butler proclama: ‘Yo busco la paz, quiero ver si consigo hallar algo que tenga algún encanto y dulzura en la vida. ¿Sabes de qué estoy hablando?’, obteniendo de Scarlett  un no por respuesta.  Un golpe de humor para introducir uno de los temas más crudos del disco. «Es como una carta que me escribo a mí mismo. A veces surgen reflexiones en momentos vitales que son, de alguna forma, trascendentales, de recapitulación... Ves que con una óptica diferente lo pasaríamos mejor», reflexiona el músico vallisoletano.

En Tu dulce manzana , por el contrario, Oihan se burla de lo que entiende como un hedonismo mal entendido. «Es que parece que estamos dispuestos a comprarle cualquier cosa al primer coach que aparezca. Siempre parece que hay que estar pasándolo bien», señala Guille Aragón. ‘Que la luz / La luz del mañana / Tu mierdas de hoy, pueden ser / La luz del mañana / Tu dulce manzana’, canta.

Producido junto a Ángel Román, en Domar la luz (Calaverita Records), Guille Aragón se encarga de la voz, la guitarra eléctrica, el bajo, las programaciones, y los sintetizadores.  También se encarga del diseño artístico del disco. «Cuando pienso en una producción pienso en un estándar y trato de que no se desparrame. Quizá, en proyectos colectivos como los de Tuxedo el sonido sea más heterogéneo», admite el músico, que en este trabajo es capaz de facturar melodías cadenciosas y envolventes que acaban en un estallido enérgico y bailable.

«Es un trabajo más electrónico que el anterior. Me gusta la libertad que surge de las limitaciones que siempre me impongo cuando planteo un proyecto. Es algo que me encanta. En el anterior trabajo todo giraba en torno a la guitarra acústica, y en este trabajo no he querido usar baterías orgánicas, solo cajas de ritmos, sintetizadores y guitarras eléctricas. Limitarse es importantísimo, fundamental, porque estimula la creatividad», explica de un disco que incluye ocho canciones como VTV, No quiero creer, Cachitos de verdad o Miga de amor .

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