Diario de Valladolid

El Museo Patio Herreriano relata una historia de cambio a través de su arte

El museo vuelve a revisar sus fondos para armar la exposición ‘Un origen. La forja de una Colección’, sobre la génesis de la CAC en una época de renovación artística en España

Un hombre camina entre obras de Carlos Franco y Carlos Alcolea. | ICAL

Un hombre camina entre obras de Carlos Franco y Carlos Alcolea. | ICAL

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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El Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano vuelve la vista al pasado para situar al espectador en la España de 1987, ante aquella sociedad que se sacudía el polvo de la gris dictadura y anhelaba los aires renovados que también llegaban desde la cultura. Aquel año, triste por el atentado de Hipercor, Saura rodaba El Dorado , Trueba triunfaba en Berlín con El año de las luces y El Prado inauguraba en el Metropolitan de Nueva York la muestra Zurbarán . Aquel año, convertidos en mecenas, un grupo de empresarios constituyó la Asociación Colección Arte Contemporáneo, cuyos fondos son custodiados para su cuidado y divulgación, desde hace dos décadas, en el centro vallisoletano.

El MPH desplegó ayer en la salas 3, 4, 5 y 8 más de medio centenar de obras de una treintena de artistas para relatar aquel tiempo –y los años previos– en Un origen. La forja de una Colección .

Una exposición que comienza a hilar su historia con las obras de Juan Antonio Aguirre ( Televisión ), Carlos Alcolea ( Borrachos 2 ) o Luis Gordillo ( Salta-ojos ), exponentes de la nueva figuración madrileña. O con la provocadora e iconoclasta Patricia Gadea ( The spanish family ). Pintura «analítica», advierten los responsables de la muestra, «precisa» en el contorno, «dinámica». También con las obras de artistas como Juan Navarro Baldeweg ( La casa ), Manolo Quejido ( Puerta amarilla ) o Luis Claramunt ( Ganado bravo ),  cercanas a la abstracción, en algún caso, primitiva y con ecos ancestrales, en otros.

Una mujer contempla una obra de Ángel Bados junto a una obra de Eva Lootz. | ICAL

Una mujer contempla una obra de Ángel Bados junto a una obra de Eva Lootz. | ICAL

«Fue un tiempo fogoso con exposiciones constantes e importantes ayudas institucionales. Un momento importante para la fragua de una nueva modernidad. En 1987 las grandes figuras de la pintura emergen. Pero no todo fue pintura, y ese es uno de los tópicos que esta exposición quiere tumbar, como también que no todo ocurrió en Madrid, que también hubo importantes focos en Andalucía, Cataluña, País Vasco o Galicia», apuntó durante la inauguración el director del Patio Herreriano, un Javier Hontoria que recibió los elogios del representante de la Asociación Colección Arte Contemporáneo, Manuel Valencia Alonso. Hontoria citó al polifacético Quico Rivas –que hablaba del equilibrio entre «la emoción y la regla» para explicar el trabajo del artista– para enmarcar los dos principios que inspiran la muestra.

Y en ese empeño de derribar tópicos están los trabajos de las valencianas Carmen Calvo ( Leyenda imperial ) y Ángeles Marco ( Pasadizo ), o del bilbaíno Txomin Badiola ( Uno y cuatro rusos ) que parece proyectar las aristas de su estructura de acero sobre el paisaje abstracto del gaditano Juan Suárez.

Obras de Badiola y Suárez. | ICAL

Obras de Badiola y Suárez. | ICAL

En La forja de una Colección se pueden contemplar, entre otras, obras de Carlos Franco, Herminio Molero, Chema Cobo, Soledad Sevilla, Menchu Lamas, Jordi Teixidor o Elena Asins.

Valencia Alonso, por cierto, expresó su deseo de mantener la vinculación de la CAC con el Patio Herreriano y Valladolid. Aunque la intención de la asociación y del actual equipo de gobierno es renovar el acuerdo de cesión, la concejala de Cultura Ana Redondo aseguró que «por respeto democrático» se tendrá en cuenta el horizonte electoral, con los posibles cambios políticos que pudieran derivarse de ello. 

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