Diario de Valladolid

EMILIO GUTIÉRREZ CABA

«La manipulación es peor que la bomba atómica»

Actor. Protagoniza junto a Carlos Hipólito, ‘Copenhague’, un drama en torno a la fabricación de la bomba atómica en el que dan vida a dos de los científicos más célebres de la historia.

-JAVIER BARBANCHO

-JAVIER BARBANCHO

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Ana de la Fuente

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Septiembre de 1941. Dos físicos, dos premios Nobel, el danés Niels Bohrel y el alemán Werner Heisenberg se citan en Copenhague en plena IIGuerra Mundial. Maestro y ex alumno, unidos entonces por una gran amistad, mantienen una de las conversaciones más importantes e inquietantes de la historia. Y aunque su contenido no ha trascendido, sí que se especula con que maestro y discípulo se enfrentaron al problema ético del uso de los avances de la física para el desarrollo de armamento nuclear en el conflicto armado. Casi ocho décadas después, Emilio Gutiérrez Caba y Carlos Hipólito resucitan hoy este enigmático encuentro sobre las tablas del teatro Zorrilla (20,30 horas) bajo la dirección de Claudio Tolcachir y con textos de Michael Frayn . En Copenhague, maestro y alumno incidirán en el decisivo papel de la ciencia sobre la Humanidad invitando a reflexionar sobre la ética, la moral, la responsabilidad, la pasión o las contradicciones del ser humano. Junto a los dos actores, Maleria Gutiérrez (Margaret), esposa de Niles Bohr, será testigo de sus coincidencias y sus desacuerdos.

Pregunta.– ¿Qué parte de la realidad de este misterioso encuentro se refleja en esta obra? Porque entre las conjeturas se habla de que Heisenberg no logró construir la bomba nuclear para Hitler porque le fallaron los cálculos pero también se dice que no quiso...

Respuesta.– Michael Frayn ha hecho una recreación planteando todas las supuestas hipótesis de lo que Heisenberg y Bohr hablaron en aquella conversación que ambos mantuvieron al aire libre pero que nunca transcendió. Una de las cosas más bonitas que tiene esta obra es que da una idea de cómo de humana era en ese momento la ciencia ya que toda la física del siglo XX se hizo paseando. Pero nunca se supo nada de lo que hablaron ese día ya que Heisenberg dio una versión y Bohr otra.

P.– ¿Cómo se ha acercado o cómo se ha preparado para meterse en la piel de este científico?

R.– Siempre he sido un gran aficionado a la Segunda Guerra Mundial y estos dos personajes no me eran ajenos. Ya había leído algo sobre este misterioso encuentro y cuando después leí la obra de Frayn me quedé maravillado de los elementos teatrales y de la dramaturgia de sus textos.

P.– A priori, parece una obra dirigida a un público especialista al tratar un tema tan complejo como es el de la física cuántica. ¿Es una obra permeable para todo el mundo?

R.– Hay una parte de la obra que sí habla de física cuántica pero la gente conecta enseguida por el drama humano. Los tres protagonistas han sido en los años veinte como una familia y, de pronto, la guerra y las circunstancias políticas les llevan a enfrentarse entre ellos.

P.– ¿Qué pasó tras el encuentro?

R.– Nunca se volvieron a ver. Nunca volvieron a hablar.

P.– Copenhague aborda los dilemas éticos de la ciencia. ¿Hasta dónde se puede experimentar? ¿Dónde está el riesgo?

R.– . La obra plantea el interrogante de si los científicos tienen que entregar los secretos o los inventos que han descubierto a una serie de personas que van a hacer un mal uso de ellos. Todo lo que supone avances para la Humanidad en el sentido científico conlleva también un riesgo. Todos sabemos que hay muchos inventos que en vez de utilizarse para beneficio de la humanidad se han utilizado para que unos cuantos se enriquezcan perjudicando a los demás. El peligro no está en los descubrimientos si no en el mal uso que de ellos se hace. Hoy en día se podría acabar con muchas realidades que asolan el mundo como la falta de agua, muchas enfermedades, las hambrunas... pero no acaban porque hay una serie de egoístas, una serie de malvados, que especulan con unas grandes fortunas que están oprimiendo a la humanidad. En este momento, la manipulación de las consciencias y el gran control que existe sobre todos nosotros es incluso peor que la bomba nuclear. Porque ese control no es para mejorar el nivel de las personas sino para controlar nuestras vidas. ¡Si hasta para comprar un ibuprofeno ya te piden el DNI!

P.– Llega al teatro Zorrilla de Valladolid, su ciudad natal, tras triunfar en Madrid con entradas agotadas desde hace días.

R.– Sí y lo hago con un sabor agridulce. Estoy muy feliz de estar en mi tierra pero lamento que el teatro sólo haya programado una función de una obra que ha triunfado tanto en Madrid y que hemos tenido que prorrogar. La obra es puro teatro de la palabra y no entiendo muy bien que en una ciudad tan vinculada al teatro como Valladolid sólo se programe un día pero, a veces, hay que preguntarse en los tiempos que corren si hay algo lógico.

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