Diario de Valladolid

El Greco y Bigarny observan las «victorias» del bien sobre el mal

La iglesia de San Pedro acoge los cuatro primeros capítulos / Las 19 obras restantes, ya en ‘La Nueva Jerusalén’, aguardan en La Ascensión

Dos operarios colocaban ayer mismo una de las esculturas de la exposición.-SANTI OTERO

Dos operarios colocaban ayer mismo una de las esculturas de la exposición.-SANTI OTERO

Publicado por
D. S. M. BURGOS
Valladolid

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90 obras, cinco capítulos y dos espacios expositivos. Autores de renombre, virtuosos anónimos y artistas contemporáneos confluyen en una muestra que arranca en la iglesia de San Pedro bajo la atenta mirada del ángel que protagoniza el cartel de la presente edición junto al querubín esculpido, hace un año, por Consuelo de la Cuadra.

El primer capítulo, ‘Ángeles del Señor, bendecid al Señor’, retrotrae al visitante hasta el Antiguo Testamento, antesala de un largo viaje hacia la eternidad tras la vida terrenal. Dentro de esta primera parada, Juan Álvarez Quevedo barre para casa al destacar la ‘Alegoría de la Inmaculada Concepción’, plasmada en óleo sobre lienzo, en el siglo XVI, por Ambrosius Benson junto a un grupo de colaboradores y actualmente asentada en la iglesia parroquial de Santa María, en San Llorente de Losa.

En un abrir y cerrar de ojos, el espectador se sumerge de lleno en la «vida de Cristo» gracias a ‘Los ángeles le servían’. Una animación en pantalla invita a seguir avanzando por los pasillos laterales del templo para contemplar «obras maravillosas de influencia flamenca» como las de Fernando Gallego, que «hablan de la Anunciación y del Nacimiento esperando que llegue». Tampoco hay que obviar en este segundo capítulo a Felipe Bigarny, maestro del Renacentismo español fascinado por los máximos exponentes del Quatroccento y artífice de una ‘Anunciación’ que por primera vez abandona su puesto honorífico en la capilla de los Condestables de la Catedral de Burgos.

En el ecuador de ‘Angeli’, todavía en San Pedro, las paredes entonan el canto de ‘Santo, Santo, Santo es el Señor’. Llegados a este punto, la sacristía de la iglesia se abre de par en par para mostrar una anónima Custodia eclesiástica del siglo XVII que comparte espacio con dos capas de Basilea procedentes de la Seo burgalesa. A continuación, el recorrido en círculo finaliza en el presbiterio, donde los tres arcángeles -Miguel, Gabriel y Rafael- dan la bienvenida al espectador para hacerle partícipe de la encarnizada lucha entre ‘Ángeles y demonios’ antes de subir la rampa que conduce hasta la zona del altar, donde se ubica una de las «obras centrales» de la muestra, el ‘San Miguel Arcángel’ de Luis Salvador Carmona que preside la estancia bajo la atenta mirada de la versión escultórica de Diego de Siloe, artífice o inspirador -no se sabe a ciencia cierta si la ejecutó él mismo o si corrió a cargo de uno de los miembros de su taller- de una pieza única afincada en la iglesia parroquial de Sasamón.

El monasterio de la Ascensión acoge el último capítulo de la exposición: ‘La nueva Jerusalén’. La lectura al final del trayecto no es otra que las «victorias de distintos santos que han vencido al mal». En este espacio, con 19 obras, sobresale sin lugar a dudas ‘La coronación de la Virgen’ de El Greco. No es de extrañar que ocupe un espacio privilegiado, ya que su expresiva paleta de colores comulga a la perfección con los focos que irradian luz y espiritualidad sobre todas y cada una de las obras expuestas.

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