Diario de Valladolid

Reche exhibe los frutos de un desafío pictórico

El artista vallisoletano ‘abandona’ el óleo durante un año para plasmar su pintura realista, casi por primera vez, con acuarelas

Enrique Reche junto a dos cuadros de calabazas que presenta en la Galería Lorenzo Colomo.-M. Á. SANTOS

Enrique Reche junto a dos cuadros de calabazas que presenta en la Galería Lorenzo Colomo.-M. Á. SANTOS

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Julio Tovar
Valladolid

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«Esto no es una fábrica de pinturas: cuando surgen los problemas es cuando más disfrutas, porque lo hacen todo mucho más atractivo. Se trata de ir subiendo el listón», reflexiona el artista momentos antes de inaugurar su última exposición en la Galería Lorenzo Colomo:Acuarelas. Y Enrique Reche (Valladolid, 1965), maestro del hiperrealismo, decidió en 2017 regalarse insospechados momentos de goce, cuyos frutos ven ahora la luz en el espacio de la calle Macías Picavea.

«Empecé con las acuarelas casi con la intención de tomarme un descanso. Al principio eran ejercicios al azar, divertimentos, porque por entonces no tenía muy claro cómo iban a funcionar», evoca el artista, que nunca antes había trabajado a fondo esta disciplina. Pero su estudio dejó de oler a aguarrás y, durante casi 14 meses, terminó aparcando los óleos para centrarse en una técnica que no dominaba. «No los toqué más que en los talleres de Antonio (López). La acuarela me acabó por envolver, por ocupar todo el día», matiza Reche, que hace dos años entregaba al Palacio Real de Valladolid el retrato del rey Felipe VI.

Ostras, boletus, una coliflor, un brócoli, melocotones, calabazas... y muchos panes interpretados sobre el papel. «Con la acuarela hay que tener las cosas muy claras antes de trabajar, como la forma de recoger la luz, por ejemplo. Hay que ensayarlas antes, en ocasiones; si los errores son gruesos las correcciones son casi imposibles», subraya Reche, que plantea unas composiciones en las que sus naturalezas muertas escapan de la centralidad del papel o se muestran de forma parcial, cortadas en el margen, mostrando puntos de vista diferentes.

Interpretar

Y es que Reche no busca la imagen perfecta –ahí está la huella aún visible de algún trazo a lapicera marcando una silueta, o de alguno de los ejes tirados para equilibrar la imagen– porque no busca copiar el modelo, sino interpretarlo, hacerlo suyo mientras traslada al papel el hongo aún sucio de tierra, o mientras ve pasar el tiempo sobre la pulpa del fruto, secándose, arrugándose, deteriorándose... Materia degradada.

Y aceptar los desafíos:mostrar, por ejemplo, la esponjosidad y aspereza de un humilde pan –«Es mucho más que agua y harina», advierte recordando su carga simbólica mientras contempla uno sobre el papel; sólo la sombra que pinta Reche parece anclar su luminosa figura sobre la superficie–; atrapar las diferentes texturas, colores y rugosidades de una calabaza; plasmar los poros de una blanca verdura utilizando muy poco pigmento, buscando su proporción justa; reproducir la humedad condensada en la fruta, sus matices...

En la muestra, el vallisoletano también cuelga dos nuevas obras de su serie Factoryland, paisajes templados en su rica disposición cromática, casi abstracciones contempladas con cierta distancia, hasta que aparece ante los ojos un fantasmal skyline, sobre horizontes desnudos y terrosos y bajo cielos fríos o rojizos.

Las Acuarelas de Enrique Reche permanecerán en la Galería Lorenzo Colomo (Macías Picavea, 7) hasta el próximo 17 de mayo.

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