Diario de Valladolid

El Herreriano evoca la amistad entre Guillén y Chillida

En los versos del vallisoletano el escultor halló un lugar de creación en el que «estar juntos»

Dos personas observan la nueva exposición de Eduardo Chillida en el Patio Herreriano.-J. M. LOSTAU

Dos personas observan la nueva exposición de Eduardo Chillida en el Patio Herreriano.-J. M. LOSTAU

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Julio Tovar
Valladolid

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Resuenan desde hace unos días las palabras del poeta vallisoletano Jorge Guillén (1893-1984) en la capilla y en la sala 9 del Museo Patio Herreriano: ‘Soy, más, estoy. Respiro. / Lo profundo es el aire. / La realidad me inventa, / Soy su leyenda. ¡Salve!’. Versos de Más allá, contenidos en Cántico, que en su día guiaron la mano de Eduardo Chillida (1924-2002) para contar en una serie realizada en alabastro, granito o acero su historia de amistad y admiración con el vate.

El Museo de Arte Contemporáneo da cuenta de aquella relación fraternal con dos propuestas que ayer fueron visitadas por Luis Chillida, hijo del escultor y presidente de la fundación que custodia el legado del donostiarra, que un día soñó con intervenir la montaña majorera de Tindaya.

«Al morir Jorge Guillén mi padre volvió a estudiar su poesía. Le entusiasmaba dedicar su obra a la gente que tanto había admirado», evocó ayer el hijo del autor del Peine del viento junto al bloque de granito indio Lo profundo es el aire, una pieza hermana de la obra en acero que desde 1982 descansa en Cadenas de San Gregorio. Un bloque ‘vaciado’ como si fuera a ser habitado, pulido por dentro, en contraste con un exterior que conserva la rugosidad de los golpes que sirvieron para extraerla de la tierra.

Aquella obra, como recordó ayer la concejala de Cultura Ana Redondo, formó parte de un homenaje que la ciudad quiso brindar a su poeta regresado del largo exilio, con su alcalde Tomás Rodríguez Bolaños a la cabeza. Un tributo no por todos bien recibido, como subrayó la edil, que celebró que hoy la sociedad vallisoletana sea «más cosmopolita y libre».

UN LUGAR DE UNIÓN

En sólo cinco palabras, ‘lo profundo es el aire’, Chillida había encontrado un «lugar» en el que ambos podían «estar juntos».

Fue en el exilio del poeta en Estados Unidos, en las aulas de Harvard (Massachusetts), donde Guillén y Chillida fraguaron su amistad, que fructificó en una colaboración como el libro de artista Más allá, editado en 1973 por Maeght, con 16 xilografías de Chillida que se pueden ver en el MPH en la muestra Esta es la mano de tu amigo. «La posibilidad de realizar un trabajo conjunto debía surgir del conocimiento mutuo», apuntó Luis Chillida, que con ocho años acompañaba a su padre en las visitas que le hacía a Guillén.

Recordó también cómo nació la citada obra publicada por Maeght, después de que el artista le hablara al escritor de su proyecto con Martin Heidegger El arte y el espacio.

La mano «como síntoma de amor y cariño» y como motivo exclusivo de decenas de dibujos que cuelgan en las paredes de la sala 9.

El 3 de julio de 1972, Guillén escribía una carta de agradecimiento al artista que se puede leer en el Museo, por un regalo que éste le había realizado: ‘¡Ese dibujo de una mano, de sus dedos en acción, de su fuerza! Todo cuanto usted esculpe o dibuja irradia energía, energía que es forma inventada’.

Ambas exposiciones permanecerán en el Museo Patio Herreriano hasta el próximo 3 de marzo.

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