Muriel: «Nerón seduce y, a la vez, te congela la sonrisa»

Se le acusó de prender fuego a Roma y de matar cristianos en el Coliseo... cuando fue Vespasiano quien construyó el Anfiteatro años después y él ni estaba en Roma cuando empezó a arder. Poco importa. El mito, como señala Mary Beard, hace tiempo que se forjó y nunca se sabrá si el tirano cayó por serlo o la propaganda se empeñó en demonizarlo una vez derribado del pedestal. Mañana, de la mano del dramaturgo Eduardo Galán, Nerón volverá a tocar la lira por obra y gracia del vallisoletano Daniel Muriel, en el Teatro Zorrilla (20.30 horas).

Hace un mes que Muriel (Las heridas del viento, Escenas de matrimonio) se hizo con el personaje, cogiendo el testigo de Raúl Arévalo y sumándose a un montaje estrenado el pasado mes de julio en el Festival de Teatro Romano de Mérida. Forman parte del reparto Chiqui Fernández (Agripina), José María Seda (Marco Vinicio), Diana Palazón (Popea) y Francisco Vidal (Petronio). Dirige Alberto Castrillo-Ferrer (Cyrano de Bergerac).

¿Cómo es este Nerón, del que se dice fue amado por el pueblo y odiado por el Senado y el ejército por sus veleidades artísticas? «Galán se ha basado en textos de historiadores como Petronio y Suetonio, pero también en el Quo vadis? de Sienkiewicz. A partir de ahí, ha estado investigando por su cuenta para plasmar su propia visión. Fue un tirano que enloqueció. Tenía un problema muy grave con Agripina, su madre, que abusó de él y le obligó a ser emperador cuando él quería ser artista. A la vez, tenía una parte muy humanista: quería crear una Roma diferente en la que todo el mundo pudiera disfrutar de las artes, cuya belleza perdurara... aunque implicaba sacrificios que sólo podían salir de una mente como la suya», reconoce Muriel en conversación telefónica. El actor destaca que es el público quien decide qué es lo que pasó, gracias al texto abierto de Galán.

El vallisoletano considera «un lujo» poder encarnar a Nerón, discípulo de Séneca, a quien condenó a muerte, y matricida. «Es una obra que tiene comedia, con un ser extrovertido y carismático, que te atrapa y seduce, y que a la vez es capaz también de congelarte la sonrisa cuando pierde la cabeza. Es uno de los personajes más completos que he hecho en mi carrera, uno de esos papeles que te cambian», reconoce.

Como recuerda el actor, tal y como ocurre hoy, en la antigua Roma no siempre el hombre más poderoso era quien «movía los hilos». «Siempre hay un grupo influyente detrás... aunque con él no conseguían sus objetivos, sobre todo a raíz de que empezara a enloquecer. Nerón llega a decir que derrotará a Galva y sus legiones con su canto... Es cuando el Senado se da cuenta de que ha perdido la cabeza y decide acabar con él».