Una tragedia con la violencia soterrada

Maldad, secretos familiares y violencia son los tres ingredientes principales de la película Petra de Jaime Rosales (Barcelona, 1970). Una historia repleta de giros en la que se alternan con sentido el pasado y el presente en una tragedia griega «con vocación a un público más amplio».

Un guión muy personal donde la violencia es soterrada y la crueldad, en la que no faltan suicidios, asesinatos, abusos, chantajes y heridas abiertas, abre un camino hacia la esperanza y la redención. Un relato digno de ver y contar. Y eso es lo que hizo ayer su director.

Cines Broadway acogió la presentación de la película protagonizada por Marisa Paredes y Bárbara Lennie. Fueron muchos los curiosos que se acercaron a conocer todos los entresijos del sexto largometraje de Rosales.

El rodaje, según cuenta, estuvo marcado por una metodología de autor en la que proliferan técnicas para que la actrices muestren una cara «totalmente diferente» a la que tienen acostumbrada al público. Escenas perfectas muy ensayadas y en las que tiene cabida la improvisación. «Seguir mi método no es fácil. A los actores y a las actrices les cuesta mucho», reconoce, antes de comentar que retrata emociones acompañadas de música coral y donde todo está colocado de forma asincrónica para desdoblar la emoción.

Una emoción que, en palabras de Francisco Heras, dueño de los cines Broadway, espera que conquiste al público y el film pueda estar en cartelera hasta Navidad.

El reparto es una pieza clave. Bárbara Lennie (Madrid, 1984) es «belleza en bruto». Para Jaime Rosales, aporta todas las cualidades técnicas que necesita Petra para buscar a su padre, un célebre artista plástico poderoso y despiadado. «Engancha al público porque es muy segura de su físico. No necesita ni maquillaje ni vestuario».

Marisa Paredes (Madrid, 1946) llegó al largometraje «por sugerencia de uno de los productores», desvela su director, quien asegura que fue «un acierto». No obstante, trabajar juntos fue «complicado». Pasos para el gran disfrute.

Joan Botey es el malvado más salvaje, venenoso, cínico y despiadado. Se caracteriza por un machaque emocional en el que ni tiene que elevar la voz ni el gesto. Su forma de comunicar ya desvela todos sus pensamientos. Un actor desconocido que a sus 77 años conquistó a Rosales y espera meterse en el bolsillo al público.

Lo curioso de esta historia es que el hombre que encarna al padre de la protagonista es el dueño de la finca donde se grabó la película. «Iba paseando por los escenarios que iba a utilizar en la grabación y le propuse formar parte de ella», desliza para, a continuación, puntualizar que fue «todo un descubrimiento».