Diario de Valladolid

Mora estrena en el español ‘Los cuerpos perdidos’

El director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León aborda los feminicidios en Ciudad Juárez para reflexionar sobre «la violencia que nace en el interior» del ser humano

Una imagen de ‘Los cuerpos perdidos’, dirigida por Carlota Ferrer, que se estrena esta semana en el Español.-S. PARRA

Una imagen de ‘Los cuerpos perdidos’, dirigida por Carlota Ferrer, que se estrena esta semana en el Español.-S. PARRA

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Julio Tovar
Valladolid

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Casi diez años después de que fuera galardonado con el XVIII Premio SGAE al Mejor Texto Teatral (2009), y más allá de lecturas dramatizadas puntuales en España, Brasil y Chile, el dramaturgo José Manuel Mora y la directora Carlota Ferrer consiguen al fin llevar a escena el relato crudo de Los cuerpos perdidos. Será el próximo 1 de noviembre, en el Teatro Español, con la colaboración del Calderón de Valladolid.

Mora, director de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, recuerda la escritura de Los cuerpos perdidos como un viaje «repleto de emociones complejas y contradictorias». «En ese momento venía de la Universidad de Ámsterdam, de un ambiente un tanto esnob, despreocupado y hasta autocomplaciente. Sentía que debía ir a un sitio donde trabajar con una materia más primaria», evoca el autor de Los nadadores nocturnos en declaraciones a este diario. Fue entonces cuando Mora, becado por el Programa Iberescena, aterrizó en México. En su cabeza resonaban los datos de los cientos de asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.

«La lectura de los informes de Amnistía Internacional ya era bastante difícil de soportar. Fue un primer golpe. Y luego estaba Huesos en el desierto. Es la crónica de Sergio González, un periodista que tratando de descubrir la verdad terminó sin poder hablar de la paliza que recibió... ¿Qué podía yo aportar a todo eso? ¿Hasta qué punto tenía derecho a apropiarme de ese dolor y de ese terror para crear», rememora el dramaturgo.

Todo cambió en un encuentro con un grupo de mujeres que luchaban por nombrar lo que por todos era sabido, aunque jamás lo llegaran a reconocer: los nombres de los responsables de los feminicidios. «En plena plaza Garibaldi, peleando por sacar a la luz todo esto, se ponen a cantar una ranchera que se titula Mátalas... ¡Lo hicieron con la más absoluta normalidad! Fue cuando decidí abordar la historia desde la visión del turista», recuerda el autor de Esto no es la casa de Bernarda Alba.

Y Mora creó una suerte de alter ego, un profesor español que acude a trabajar a la universidad de Ciudad Juárez, donde se verá inmerso en una espiral de violencia. «Le será difícil no formar parte de ella en el momento en que empieza a obtener ciertos réditos», advierte el autor.

A través de sus protagonistas, de sus temores, cuitas y asunciones, Mora aboceta la violencia, la corrupción y la resignación que lastran a una sociedad capaz de mercadear con sus jóvenes o hasta con el silencio impuesto a una madre que ha de aceptar que su hijo sea convertido en chivo expiatorio.

DEMONIO INTERIOR

‘Para que algunos cuerpos disfruten otros han de desaparecer’, reflexiona el profesor en su primera toma de contacto con los sádicos juegos de dominación de los poderosos. «De manera simbólica sentía que desde el momento en que estaba escribiendo sobre ese material ya estaba formando parte de todo ese proceso», recuerda Mora, que se lanzó a explorar los límites de la moral, los territorios que devoran al individuo una vez que cruza las fronteras prohibidas. ¿Cómo puede un educado profesor de universidad ayudar a jóvenes de familias humildes al tiempo que es capaz de ofrecer sexo con jovencitas al turista?

«Cualquiera puede ser consumido por el propio demonio que lleva dentro. Eso abría el paisaje, que es lo que a mí me interesaba porque me llevaba más allá de Ciudad Juárez, que se convertía, en ese momento, en una simple anécdota. No es tanto una crónica social o antropológica de lo que se vive allí, sino el viaje de un hombre hacia los límites de la moral, hacia esas zonas donde puede llegar a encontrarse con la violencia que nace en el interior de nosotros mismos», apunta el dramaturgo.

‘¿Y qué estamos haciendo nosotros dentro de todo esto?’, se pregunta el protagonista de Los cuerpos perdidos. ‘Facilitar el tránsito. ¿O acaso somos más culpables que aquel que lo ve todo y guarda silencio? (...)¿Realmente crees que por llevarlas a un descampado y desnudarlas somos más culpables que los millones de mexicanos que golpean y tratan a sus mujeres como animales?’, le responde su amante. Necesidad frente a responsabilidad.

El Teatro Calderón de Valladolid acogerá en marzo de 2019 este espectáculo protagonizado por Conchi Albiñana, Carlos Beluga, Julia de Castro, Verónica Forqué, David Picazo, Paula Ruiz, Cristóbal Suárez, Jorge Suquet, José Luis Torrijo y Guillermo Weickert.

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