Diario de Valladolid

«La música te libera de la cárcel del pensamiento»

El gaditano Antonio Liaza llega el viernes al LAVA para presentar su último trabajo: ‘Oriente’. Su concierto se enmarca dentro de una nueva edición del Festival de Jazz -la decimotercera- en la que también se darán cita Patax (día 4), Nina Pedersen (día 5), Natalia Dicenta (día 7) y José Luis Gutiérrez (día 8).

-EL MUNDO

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Ana de la Fuente

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Entre el jazz y el flamenco, el saxofón y el cante, entre Oriente y Occidente, Antonio Lizana (SanFernando, Cádiz, 1983) llega este viernes al Laboratorio de las Artes (20,30 horas) para presentar su último trabajo: Oriente. Será uno de los cinco conciertos programados con motivo de la XIIIedición del Festival de Jazz de Valladolid que arrancará este miércoles con Patax.

Pregunta.- Usted nació en San Fernando, cuna del flamenco. ¿De dónde le viene su pasión por el jazz?

Respuesta.- A pesar de nacer en San Fernando, me decanté por estudiar saxofón a los diez años. Lo había oído en un disco de Pink Floyd, que es lo que escuchaba con esa edad, y siempre me llamó la atención el improvisar y no ceñirme sólo a tocar las partituras que me daban en el conservatorio. Y así, poco a poco, siguiendo el rastro de los buenos improvisadores, con 15 o 16 años me di cuenta de que como mejor iba a aprender a improvisar era estudiando jazz.

P.- ¿Y por qué cree que el jazz fusiona tan bien con el flamenco y el cante jondo?

R.- En el jazz más modal, por ejemplo, en muchos discos de Coltrane, se puede apreciar que él trata de imitar una voz, un lamento, ¡un quejío! Siempre, desde que empecé a oír ese jazz, vi que se encontraba en sintonía, que no habría que forzar nada para hacerlo, simplemente que un cantaor flamenco cambiase de contexto,y tratara de hacer lo que hace, pero con un grupo de jazz.

P.- Y el cante... ¿Valentía, innovación, exotismo?...

R.- Me encanta cantar. Siempre me gustó, aunque como empecé con el saxo, nunca me proyecté como cantante hasta que llegó un momento de necesidad. Yo estaba acabando la carrera en Musikene, había compuesto unos temas en los que se requería un cantaor, pero estábamos en San Sebastián y no había ninguno. Así que decidí hacerlo yo de forma provisional... Desde la primera vez que lo hice, fue tal la sensación, que supe que seguiría haciéndolo siempre.

P.- Su último trabajo Oriente se nutre de la música árabe y de la música del Este. ¿Cómo surge la idea?

R.- La idea original surge escuchando unos discos de Omar Faruk, un músico turco con un extenso repertorio de música tradicional de todo Oriente Medio. Según lo oía, encontraba ritmos y giros melódicos que no había oído en ninguna otra parte, y aún así, los sentía muy naturales, así que decidí meterme un poco más e intentar incorporar algunos elementos en mi música.

P.- Abre el disco con Fronteras, un tema social y comprometido (Fronteras pintadas al azar/ el tiempo las volverá a borrar). ¿Le preocupa lo que está pasando actualmente?

R.- A veces pienso que la mayoría de la gente está hechizada, el hechizo de la separación. Se sienten identificados con una nacionalidad, religión, o raza, y son capaces de librar una guerra en contra del ‘otro’. He viajado por todo el mundo, y no he visto ninguna frontera pintada en el suelo. Tampoco he visto a ningún pueblo que no quiera más que vivir en paz y sin escasez. Formamos todos un único colectivo pero, claro, si nos peleamos entre nosotros somos más fáciles de gobernar, y no luchamos por las cosas que sí nos afectan a todos como el medio ambiente, el hambre o la miseria.

P.- En otro de sus temas: Debí nacer ya culpable alza la voz contra la esclavitud. ¿Cree que la música tiene el poder o la obligación de cambiar el mundo?

R.-La música puede ser una vía para crear conciencia y puede hacer que el oyente se sensibilice con temas que quizá no se había planteado. También es un elemento unificador, como todos las artes, puede unir personas de distintos extractos sociales, nacionalidades, raza...

P.- Esclavitud, libertad... ¿La música nos hace libres?

R.- La música te libera de la cárcel del pensamiento. A veces podemos sentirnos bloqueados, con cientos de pensamientos contradictorios. Conectar con la música puede hacerte conectar con el momento presente, callar al diálogo interior y liberarte.

P.- ¿Cree que Oriente es su disco más heterodoxo?

R.- No lo había visto así. Realmente trato de ser cada vez más honesto con la música que suena en mi cabeza e intentar pasar más de las corrientes establecidas (de flamenco o de jazz) que son las que podrían clasificarlo de heterodoxo o ortodoxo.

P.- No sé si prefiere definirse como un saxofonista que canta o un cantaor que toca el saxo. En cualquier caso... ¿Ha tenido que enfrentarse en alguna ocasión a los prejuicios de los puristas?

R.- Por antigüedad, sería saxofonista que canta, pero cada día me siento más de una manera... Y sí, me he encontrado con mucho público purista, pero mi sensación es que si un purista, ya sea jazzero o flamenco, ve que conoces la tradición, luego te abre la puerta para que aportes lo tuyo.

P.- ¿Cree que, poco a poco, se van limando los tópicos de que el jazz es sólo para un público minoritario o aún queda mucho camino por recorrer?

R.- Creo las dos cosas. Cada vez son más los aficionados a esta música, pero hasta que no se convierta en algo identitario, no dejará de ser música de minorías. Es nuestra responsabilidad, si queremos adultos criterio, educar a nuestros niños con criterio. Que la música tenga peso en las escuelas, que sepan contextualizar los distintos géneros, de donde vienen, en qué sociedades se cultivaron... y así en el futuro no se conformarán con cualquier cosa.

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