Diario de Valladolid

Exposiciones sala 8 y sala 9

El Herreriano rastrea la estela de Dalí y Oteiza

Cinco obras de cada uno dialogan con piezas de Benjamín Palencia o Ángel Ferrant, y de Badiola o Irazu

Sala 8, dedicada a Dalí.-J. M. LOSTAU

Sala 8, dedicada a Dalí.-J. M. LOSTAU

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Ana de la Fuente

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El Museo Patio Herreriano abrió ayer sus puertas a dos nuevas exposiciones. Dos muestras construidas a partir de los fondos que atesora la Colección Arte Contemporáneo que permiten bucear en el legado y rastrear la estela que dejaron dos maestros como Salvador Dalí y Jorge Oteiza.

Ambas exposiciones, según destacó Beatriz Pastrana, coordinadora de exposiciones del MPH, «funcionan de manera independiente» pero evidencian la «profunda huella» que su legado dejó en numerosos artistas.

Así, la Sala 8 acogerá hasta el 10 de diciembre la exposición dedicada a Oteiza y la escultura vasca y la Sala 9 albergará hasta el 4 de febrero Dalí y la huella del surrealismo.

Cinco bocetos realizados en tinta sobre papel por Salvador Dalí en vísperas de la Guerra Civil articulan la exposición que el MPH dedica al maestro del surrealismo. La muestra aborda la influencia que su obra tuvo desde 1929 y hasta finales de la Guerra Civil en los artistas de los años 20 y 30. «Trabajos de una gran calidad que evidencian su maestría con el dibujo», celebró Pastrana. En torno a ellos se articula el resto de piezas con una clara influencia daliniana. Así, se distribuyen a través de la sala obras de una veintena de artistas como Óscar Domínguez, Luis Fernández, Benjamín Palencia, Joan Masaanet o Maruja Mallo, esculturas de Alberto Sánchez -como el Monumento a la Paz- o una serie de piezas realizadas por el madrileño Ángel Ferrant con madera, piedras y conchas.

OTEIZA

Un piso más arriba, en la sala 9, Oteiza y la escultura vasca aborda la obra de Oteiza como punto de partida para las generaciones posteriores de escultores y que, en su mayoría, están vinculados a la facultad de Bellas Artes del País Vasco. También en esta ocasión, la exposición tiene como eje central cinco esculturas del artista que evidencian su interés por el constructivismo, la abstracción y la experimentación con el volumen y el espacio. Obras que entran en diálogo con las piezas de Txomin Badiola, Ángel Bados, Pello Irazu o Juan Luis Moraza.

«Todos ellos beben directamente de Oteiza y con el paso de los años se van desligando de su influencia en busca de nuevos caminos», destacó Pastrana. Así, algunos de estos artistas han participado con piezas que ahora se exhiben en el Herreriano en exposiciones celebradas en el Guggenheim de Bilbao o en el Museo Reina Sofía.

Todas las obras que ahora se presentan forman parte de la colección de Arte Contemporáneo del Museo. «Queremos que el público las conozca y disfrute de ellas desde diferente perspectivas», destacó ayer la concejala de Cultura, Ana Redondo. Por ello, en lo que va de año, subrayó la concejala, se han mostrado al público alrededor de 400 piezas, frente a las 80 del ejercicio anterior.

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