Diario de Valladolid

«Procuro llevar el alma bien planchada»

El veterano actor se sube al escenario del Teatro Zorrilla del 6 al 10 de septiembre con la comedia ‘Alta seducción’

Arturo Fernández.-E.M.

Arturo Fernández.-E.M.

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Ana de la Fuente

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Arturo Fernández es un clásico de la programación de Ferias de Valladolid. Este año se sube de nuevo al escenario del teatro Zorrilla desde el miércoles, día 6, y hasta el domingo 10 para presentar su último espectáculo Alta Seducción, una comedia hecha a su medida y en la que comparte protagonismo con la actriz Carmen del Valle.

Pregunta.- ¿Qué ingredientes tiene este espectáculo para seducir a los vallisoletanos?

Respuesta.- Alta Seducción es alta comedia en estado puro. Es la comedia perfecta, divertida, elegante, con un diálogo brillante e inteligente, trepidante en las situaciones… Un juego escénico que lleva al espectador de la risa a la emoción durante toda la representación. Desde su estreno el pasado mes de junio ha seducido a los espectadores de todas las ciudades por las que hemos pasado y Valladolid es la capital del Teatro, así que espero que refrenden ese sentimiento. Esta función fue, en su día, un enorme éxito que Pilar Miro quiso convertir en película, pero su prematura muerte lo impidió.

P.- Esta obra parte de un texto que María Manuela Reina escribió hace ya algunos años. ¿Ha cambiado mucho la sociedad en todo este tiempo?

R.- En efecto. Hace veintitantos años… Sí que ha cambiado mucho y no para bien en muchos aspectos. Pero, afortunadamente, el humor y el amor son conceptos atemporales.

P.- Se le adjetiva como «el gran seductor de la escena española». Pero... ¿qué es la seducción?, ¿un don, una técnica, un modo de vida?

R.- Le agradezco el adjetivo pero se lo aplico a los personajes que interpreto. Un actor tiene que seducir al espectador, inducirle a creerse el personaje, enamorarse con él, emocionarse, sufrir con él o detestarle… En ese sentido es un arte. La seducción como técnica o modo de vida me parece que tiene algo de engaño.

P.- Gabriel, el protagonista, no acepta las arrugas y el paso del tiempo. ¿Cómo lo lleva usted? ¿Cómo se lleva lo de ser un seductor a los 88 años?

R.- ¡Con esfuerzo y paciencia! Pero el seductor es Gabriel, el personaje que interpreto en la obra y a ese, para facilitarle las cosas, no le hemos puesto edad. Es uno de los privilegios que tiene ser actor… En lo que a mí se refiere, tengo la fortuna de tener muy buena salud y las arrugas me parecen signos de vida vivida. Otra cosa son las del alma... ¡esas sí que son feas! Por eso siempre he procurado llevar el alma bien planchada.

P.- . ¿Por qué cree que en nuestra sociedad solo se vende y se venera la belleza de la juventud?

R.- Porque creo que nuestra sociedad se ha ido desvalorizando y volviendo mediocre, sólo cuenta el envoltorio. El mérito, el prestigio, la trayectoria son valores que cada vez cuentan menos. La belleza y la juventud son circunstancias pasajeras que en ningún caso son resultado del esfuerzo personal por muy agradables que resulten a la vista.

P.- Aunque usted está en la flor de la vida y esta pregunta no va con usted... ¿Cree que antes se tenía más consideración con los mayores que ahora?

R.- (Risas) Síí, ¡exactamente en la flor de la vida! Lamentablemente es cierto que antes se tenía mucha más consideración. Y la veteranía era un grado. Pero es una consecuencia más de la desvalorización que padece nuestra sociedad. Además de ser una fuente de sabiduría, se les debe respeto y reconocimiento por lo que han aportado a la sociedad.

P.- Ser actor requiere de un alto grado de retentiva para memorizar los guiones. ¿Cómo entrena usted la memoria?

R.- Ejercitándola a diario. La memoria parece ser que es un músculo.

P.- Últimamente los piropos no están demasiado bien vistos. ¿Alguna mujer se ha enfadado con usted porque le haya llamado «chatina» o porque le haya piropeado? ¿Cree que el Don Juan está en crisis?

R.- El Don Juan como estereotipo masculino ha estado en crisis siempre. Pero ‘chatina’ o ‘chatín’ es una expresión de simpatía o de cariño que utilizo con el máximo respeto hacia la persona a quien me dirijo. Si alguien se enfadara, que no me ha sucedido, lo lamentaría pero sería su problema.

P.- A sus 88 años sigue subido a un escenario. ¿Se ha planteado bajarse alguna vez?

R.- Cuando la salud o el público me lo demanden… Pero rezo cada día para que eso no suceda. El teatro es mi fuente de energía.

P.- ¿Y cuál es la clave del éxito?

R.- Sin duda una combinación de suerte y trabajo. No dudo que en ocasiones por mucho que uno valga y se esfuerce no consiga el éxito. Pero no creo que el éxito llegue nunca a nadie que no se lo haya trabajado. El éxito efímero, tal vez, pero una trayectoria de éxitos solo se consigue con mucho trabajo, con mucha responsabilidad y con mucho afán de superación.

P.- ¿Qué opina de que muchas veces se asocie a los artistas e intelectuales con vanguardistas y transgresores...

R.- Vanguardistas, transgresores y mal vestidos. No estoy de acuerdo, así de simple.

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