«La magia es un engaño bueno, no como la política»

El ilusionista Jorge Blass vuelve a Valladolid para presentar ‘El arte de la magia’, un show interactivo donde las nuevas tecnologías juegan su propio papel con la fantasía. El mago actuará en el auditorio Miguel Delibes a las ocho de la tarde, en un espectáculo en el que dejará atrás los convencionales trucos para dar paso a la nueva era de la digitalización. Según afirma Blass, el ilusionista del siglo XXI debe renovar la magia y utilizar los nuevos elementos «jugando con el deseo del público», y desechando las capas.

Pregunta.- Teléfonos móviles, ipads... ¿las nuevas varitas mágicas?

Respuesta.- Desde luego. Los magos del siglo XXI estamos explorando este nuevo campo. Se trata de buscar nuevas formas de sorprender al público, pero siempre de una forma orgánica. La magia no está en la tecnología, sólo es la herramienta. El mago es quien consigue un final inesperado, un final sorprendente. Además, en la actualidad el ipad es como el cuerno de la abundancia, puede surgir cualquier cosa de él.

P.- Entonces, ¿los magos ya no sacan conejos de las chisteras?

R.- Yo sólo he hecho ese truco una vez (risas). Para mí ese periodo ya ha pasado. Ahora tenemos que mostrar otro tipo de magia, y que el espectador vea cosas nuevas. Si el público sabe lo que va a suceder, mala cosa. Este es el arte de sorpresa.

P.- ¿Cada vez es más difícil sorprender al público?

R.- Sí. Los espectadores ahora tienen acceso a internet, los móviles ahora son como brujería. Es más difícil pero a la vez más apasionante el reto. Al final te enfrentas a un público que tiene conocimientos avanzados, muchos más de los que tenían los que veían a Houdini. Estamos viviendo un renacimiento de lo simple. En los años 90 había grandes maquinas, sin embargo, ahora la magia es más sencilla y directa, a la vez que interactiva.

P.- Muchos programas televisivos destripan los trucos, ¿tiene esto algo que ver con ese plus en dificultad para encontrar el factor sorpresa?

R.- La verdad es que a mí no me preocupan esos programas. Todo el mundo sabe que existe truco y quien quiera encontrarlo lo hará. Ahora mismo con internet existe esta posibilidad. Pero no tiene nada que ver con ver el truco en directo, es imposible hacer spoiler. El ilusionismo es más que un truco, es crear una sensación y conseguir llevar al público hasta un momento donde está viendo algo imposible. Aunque la gente conozca el mecanismo, la magia va mucho más allá.

P.- La magia, ¿ilusión o engaño?

R.- Un poco de las dos cosas. Tiene ilusión porque ves algo que es imposible. Pero, a la vez, es un engaño de los buenos, no como el engaño de los políticos o de la publicidad. Es un engaño artístico, como cuando ves una película o lees un libro. Propone al espectador una sensación de desconectar con la realidad y fantasear con cosas que no pueden ser, pero que las estás viendo.

P.- ¿Tiene algún truco estrella?

R.- A mí me encanta la ‘tormenta de nieve’, el truco con el que cierro el espectáculo. Con una simple servilleta de papel consigo hacer un efecto extraordinario. Para este momento, además, participa el equipo de iluminación y de sonido. Al final se consigue el efecto de una tormenta de nieve que inunda el teatro y a los asistentes. Algo mágico y espectacular.

P.- Jugando con la imaginación... ¿A quién haría desaparecer?

R.- Acabo de llegar ahora mismo de Estados Unidos, y sin duda Trump sería el primer candidato de mi lista.

P.- ¿Hay magia en Valladolid?

R.- Sí, sin duda. Esta ciudad es especial para mí. La primera vez que estuve que aquí fue en 1995 y gané mi primer premio nacional. La magia me ha unido a Valladolid a lo largo de los años.

P.- ¿Se le resiste algún truco?

R.- Muchos. Pero poco a poco irán saliendo. Tengo una libreta con muchas ideas, y al final es cuestión de tiempo y de no desanimarse. Hay que ser muy perseverante y no darse por vencido nunca para ser un buen mago.

P.- Hablando de insistencia, ¿se sigue ligando con trucos de magia?

R.- Me temo que sí, aunque yo no lo he usado mucho (risas). Es una muy buena herramienta sobre todo para comunicarte con las personas.