Diario de Valladolid

FERIA DEL LIBRO

Almudena Grandes asegura que ‘Los besos en el pan’ salvó su vida y la califica como “una novela terapéutica, refugio y bálsamo” para ella

La escritora madrileña presentó hoy en la Feria del Libro de Valladolid su última obra, invitada por los clubes de lectura de las bibliotecas municipales de la ciudad

La escritora Almudena Grandes participa en la 49ª Feria del Libro de Valladolid.-ICAL

La escritora Almudena Grandes participa en la 49ª Feria del Libro de Valladolid.-ICAL

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ICAL

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La escritora madrileña Almudena Grandes calificó hoy en Valladolid su última obra, ‘Los besos en el pan’ (Tusquets, 19 euros), como “una novela terapéutica”, que le brindó “consuelo” de sus propias dolencias, ante “toda la rabia que sentía por la situación general de España y del mundo”. “Para un escritor es difícil separar la obra de la vida personal. El ritmo de mi vida y los acontecimientos influyen en mi escritura”, señaló.

Según explicó en su participación en la Feria del Libro de la ciudad del Pisuerga, en 2013 había comenzado a escribir la cuarta entrega de su saga sobre 25 años de la posguerra española, entre 1939 y 1964: el volumen que dará continuación a ‘Inés y la alegría’, ‘El lector de Julio Verne’ y ‘Las tres bodas de Manolita’, una “novela de espías” que será “aún más ambiciosa y extensa” que las entregas precedentes, donde se centrará en “una trama de evasión de criminales de guerra nazis entre Madrid y Nueva York”. Esa obra, que por el momento tiene inconclusa, espera poder terminarla este mismo año para seguir adelante con una serie de la que le faltan aún dos entregas más.

“En un momento determinado tuve la necesidad de mirar al presente y trabajar la crisis como tema, y comencé a escribir ‘Los besos en el pan’. De entrada no sabía si sería una novela o qué sería, y estaba a la vez con la cuarta entrega de la serie y con ésta, pero cuando mi marido (Luis García Montero) decidió que se metía en política, me di cuenta de que no iba a poder con los tres frentes y dejé aparcada la otra novela. Cuando Luis no entró en la asamblea y expulsaron a los militantes de IU, vivimos una crisis muy profunda, y escribir ‘Los besos en el pan’ me salvó la vida. Me dediqué a ella entre diez y doce horas diarias, y fue una novela refugio, muy balsámica para mí”, explicó la autora de ‘Las edades de Lulú’.

‘Los besos en el pan’, según relató, tiene su origen en ‘Las tres bodas de Manolita’, una novela sobre los años del hambre en la década de los años 40. “Cuando se publicó aquella me sobrecogió comprobar que muchos de los temas de la novela estaban en los titulares de la prensa actuales. En un país totalmente distinto, seguían muy vigentes cosas que yo contaba allí, como el paro, los desahucios, o las ocupaciones de casas en ruinas... Siempre he dicho que la memoria, en contra de lo que opinan sus enemigos, no tiene que ver con el pasado; no es un ejercicio de nostalgia, sino una herramienta fundamental para analizar el presente, para construir el futuro, y para saber adónde queremos ir”, detalló.

Grandes reconoció que ‘Los besos en el pan’ en “muy diferente” a cuanto había escrito con anterioridad, ya que “es algo contado sobre la marcha, que no ha terminado aún”, al modo de un “retrato inmediato de la realidad contemporánea”. “Le puse un título que evoca al pasado porque me gustaría que se leyera como una reivindicación de la cultura de la pobreza, la que llevaba a nuestros abuelos a besar el pan que se les caía al suelo”, explicó.

En ese sentido, subrayó que le parece “una tomadura de pelo” leer declaraciones de políticos afirmando que España ya ha salido de la crisis. “Es como cuando la gente dice que ve ovnis”, ironizó. Acto seguido, y tras calificar esas afirmaciones como “mentiras”, destacó que “en un país con un 14 por ciento de trabajadores pobres, con un salario que no les permite salir de la pobreza, el paro o la creación de puestos laborales no es un indicio”. “Para sentir que salimos de la crisis haría falta que volviéramos a vivir como antes de ella, y por desgracia tengo la sensación de que desde el punto de vista del consumo cultural, la primera década del siglo XX es una época feliz que nunca volverá”, sentenció.

Clubes de lectura

Almudena Grandes protagonizará esta tarde un encuentro de los clubes de lectura de Valladolid, que son los que la han invitado a participar en el certamen, según explicó la directora d ella Feria, Almudena Grandes, una realidad que la escritora celebra ya que, en su opinión, “los clubes de lectura son una de las cosas más importantes que ha pasado en España en los últimos veinte años, aunque nunca salga en los telediarios”.

“Han hecho muchísimo en bibliotecas de pueblos pequeños por la integración, el bienestar y el nivel de vida de los ciudadanos, especialmente de las mujeres de mediana edad, que son las lectoras más sistemáticas. Han servido para que gente que nunca había leído un libro en su vida descubra que puede leerlo y pasárselo bien. Son una máquina de crear lectores y fomentar cosas buenas, como el análisis, el debate o el contacto con personas que piensan diferente. Es un honor que me hayan elegido, porque es muy grato poder mirar a tus lectores a la cara y demostrarles que eres una persona normal”, explicó.

Los refugiados y la UE

Por otra parte, recordó que mañana martes será junto al Gran Wyoming la conductora de un acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid para reclamar una intervención más activa de la Unión Europea en la acogida de refugiados. En su opinión, “la UE está empezando a fallar a los principios según los cuales se fundó”, algo que achacó a “un grave problema de identidad”. “Europa ya no es la tierra del progreso, del bienestar y de la integración, y creo que va a pagar una factura muy alta por eso. Está traicionando sus propios principios”, valoró.

Para la escritora, la emergencia humanitaria que vivimos estos días en el este de Europa y en el Mediterráneo “ni siquiera tendría que ver con la política, sino con la dureza de corazón”. “Lo que está pasando es intolerable, es cruel, injusto y salvaje, y además es una política de la UE que la lleva a comportarse de una forma suicida. A mí me da miedo la situación actual. La situación cada vez me recuerda más al final del imperio romano, cuando los bárbaros presionaban en el este y los senadores debatían sobre ponerle uniforme a los soldados o no. Estaban en su mundo y eran felices. Es fundamental llamar la atención sobre el drama de los refugiados, hacer acopio de solidaridad y revelar este escándalo, porque es un acto de justicia imprescindible para prevenir males mayores”, concluyó.

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