Diario de Valladolid

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Tundidor ultima la biografía que da continuidad a 'Elegía en el alto de Palomares'

El poeta zamorano participa en 'Los miércoles de la literatura' con poemas inspirados en Ávila

El último Premio Castilla y León de las Letras, el zamorano Jesús Hilario Tundidor, presenta el poemario 'Ávila para empezar' en el ciclo literario organizado por el Ayuntamiento de la capital abulense-Ical

El último Premio Castilla y León de las Letras, el zamorano Jesús Hilario Tundidor, presenta el poemario 'Ávila para empezar' en el ciclo literario organizado por el Ayuntamiento de la capital abulense-Ical

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Jesús Hilario Tundidor (Zamora, 1975) ha seguido escribiendo a pesar de que su última obra, ‘Un único día’, pudiera haber sonado a despedida. De hecho, asegura que pronto se publicará ‘Elegía en el alto de Palomares. Biografía’, que da continuidad a la antología homónima que vio la luz en el año 2001. En esta nueva creación combina algunos de aquellos poemas con otros inéditos en los que canta a la tierra y que concibe como una biografía de la creación y de su concepción poética.

“El libro en sí es inédito porque yo construyo los libros como un arquitecto construye una casa o un edificio, con un sentido de la construcción debido a una serie de elementos como el lenguaje, el ritmo o el argumento”, explica el último Premio Castilla y León de las Letras.

Así lo comparte con motivo de su participación en 'Los miércoles de la literatura', el ciclo poético organizado por el Ayuntamiento de Ávila, que se celebra en el Episcopio. Tundidor aprovechó la ocasión para compartir con los presentes dos de sus poemas que contienen referencias abulenses: ‘Caminos de Ávila’, “muy vibrante”, apunta; y ‘La tierra que más amo’, que concluye con una referencia a San Juan de la Cruz y a Santa Teresa de Jesús.

“Conozco a San Juan, puedo recitarte poemas enteros y parte de su prosa. Es uno de mis poetas preferidos, junto a Fray Luis de León. Y de Santa Teresa, qué te voy a decir con esa prosa que tiene tan maravillosa”, manifiesta en una conversación en la que exige ser tuteado, como es habitual en él y que, por cierto, inicia recitando un poema inspirado en el nombre de quien le formula las preguntas.

Sus poemas reflejan el vínculo que establece entre lo humano, la poesía y la emoción, y preguntado por cómo es la emoción que le provoca la vida a punto de comenzar su octava década, la respuesta es rotunda. “Cada vez quiero más a la vida y cada vez me jode más”, asevera eligiendo, por “precisa”, esta palabra “tan castellana”. “Pero hay que aceptarla como viene”, se resigna.

No desaprovecha la ocasión para recordar cuál es para él, “la definición más exacta” de su poesía. “Escribir poesía es apasionar la inteligencia con la emoción del conocimiento”, una descripción también válida si se invierten algunos de sus términos, asegura. El resultado, emocionar la inteligencia con la pasión por el conocimiento.

Al traer a la conversación su pasado como maestro, recuerda que precisamente fue ejerciendo como maestro en un pueblo cuando supo que le habían otorgado el Premio Adonais. Al hilo de ese pasado docente, se le pide una reflexión sobre la educación actual. “Yo creo que es un desastre”, denuncia, para criticar cómo se ha rebajado la exigencia educativa a todos los niveles y también, que se esté “acortando” el derecho de todos a la educación, y también a la sanidad.

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